Archivos para mayo, 2009
Cien
lunes, 18 mayo, 2009
Cien es el número de artículos que llevo escritos desde que hace unos meses lanzara este blog en mi página web.
Algunos podrán decir que son muchos, otros que son pocos, algunos podrán decir que están bien escritos, otros que la redacción deja mucho que desear, unos cuantos podrán decir que les ha aportado algo, mientras que otros podrán decir todo lo contrario.
Independientemente de las apreciaciones individuales, ha sido gracias al incremento de visitas mes a mes (se ha rozado las 4.000 visitas en el mes de marzo) lo que ha hecho que no perdiera el interés por seguir escribiendo para todos mis lectores.
Ahora mi siguiente objetivo es llegar a los… ¡150 artículos! antes de 2010. Un reto con varias tareas asociadas, como mantener el número de palabras por artículo para que se lean en tres minutos, mejorar la calidad de los artículos, aumentar lo que cada uno de ellos puede aportar a los lectores y aumentar el número de comentarios.
A todos vosotros que compartís estas experiencias conmigo ¡muchas gracias!
Crisis económica
viernes, 15 mayo, 2009
La crisis económica se nota cada día más en nuestra sociedad y en nuestros bolsillos, los cuales debemos zurcir para que no se nos caigan las pocas monedas que podamos llevar en ellos.
Durante los últimos meses la economía mundial viene resintiéndose. Algunas pymes de nuestro país hablan de un descenso en sus ventas de un 30% en función del sector encuestado. Este hecho ha provocado expedientes de regulación en muchas empresas, y el cierre de otro tanto de ellas, haciendo que las cifras de paro en nuestro país alcancen valores históricos.
Las medidas económicas lanzadas por los diferentes gobiernos no parecen frenar esta caída de la producción, siendo este el momento que mucha gente utiliza para despotricar sobre este o aquel gobierno, político, medida adoptada, ayuda o lo que se podría haber hecho unos meses antes.
Sin embargo, este es también el momento en el que debemos pararnos a pensar en lo que nosotros podemos hacer, no tanto por nuestro país como los panfletos americanos de la segunda guerra mundial, sino para encontrar lo que queremos hacer, lo que podemos hacer para salir de donde estamos.
Es durante esta situación de crisis, o peligro, cuando podemos encontrar las nuevas oportunidades, cuando podemos tomar una decisión con respecto a nuestro futuro. Son estos momentos de vértigo, de angustia, los que hacen que algunas personas se muevan en una dirección u otra, llegando incluso a utilizar los servicios de un coach para que le ayude a pensar, a identificar sus nuevos objetivos, sus limitaciones, las habilidades a desarrollar y para que le ayude a elaborar ese plan de acción que le lleve a su nueva meta, a ese lugar donde volverá a ser feliz.
Consciencia
jueves, 14 mayo, 2009
La consciencia es el conocimiento inmediato que la persona tiene de sí misma, de sus actos y reflexiones. El ser conscientes, el darse cuenta de algo, nos permite tomar conciencia de las cosas y comenzar nuestro proceso de aprendizaje.
Hay ocasiones en las que somos nosotros mismos quienes nos damos cuenta de algo, aunque esto nos pueda tomar algún tiempo, como la persona que va andando por la calle, no ve el socavón en la acera, y cae en él. Al día siguiente, se olvida del socavón en la acera, y vuelve a caer en él. Al día siguiente trata de recordar el socavón en la acera, pero se olvida y vuelve a caer en él. Poco a poco toma conciencia de que hay un socavón, y qué tiene que hacer para evitarlo. Por fin, un día, se da cuenta de que es más cómodo caminar… ¡por la acera de enfrente! Tal vez sea esta la razón por la que los consejeros de urbanismo hayan tomado la medida preventiva de poner vallas alrededor de cualquier reparación en la vía pública.
Una forma muy sencilla de comprobar el automatismo creado por nuestro cerebro en el día a día, y evitando las obras, sea el cambiar de sitio algo que utilicemos habitualmente en nuestra casa u oficina. Comprobaremos que las primeras veces que tengamos que alcanzar ese objeto, o tirar algo a ese objeto, nuestro cerebro nos llevará de forma automática al lugar donde se encontraba antes. Si ese objeto estaba en medio de un pasillo, o tras una esquina, y normalmente nos girábamos ligeramente para evitarlo, cuando lo quitemos, nuestro cerebro hará que sigamos girándonos para evitar el impacto con dicho objeto, en especial si la luz está apagada.
¿Cuánto tiempo has tardado en acostumbrarte al nuevo cambio? ¿Cuántas veces has realizado el movimiento que te permitía coger ese objeto antes del cambio? ¿Cuántas veces has dejado caer algo donde creías que antes estaba la basura? A nuestro cerebro le lleva un tiempo crear nuevas conexiones entre sus neuronas para asimilar el cambio. Por eso, después de una fusión de empresas, de un cambio tecnológico, etc. nos encontramos con personas especializadas en gestión del cambio. Por eso es tan importante la función de un coach en el proceso de desarrollo de habilidades interpersonales, para que nos haga ser conscientes de nuestros automatismos mucho antes y podamos avanzar más rápido que el resto de personas que no tienen esta ayuda externa.
Etapas del aprendizaje
miércoles, 13 mayo, 2009
Las etapas del aprendizaje para alcanzar una capacidad destacada son cuatro: incompetencia inconsciente, incompetencia consciente, competencia consciente y competencia inconsciente.
La incompetencia inconsciente es cuando ni siquiera conocemos la existencia de algo ni, consecuentemente, cómo funciona. Este puede ser el caso de un niño de siete años que no conoce la existencia del correo electrónico o no ha percibido la existencia del cambio de marchas del coche cuando sus padres lo llevan de viaje.
La incompetencia consciente ocurre cuando la persona se da cuenta de que ese algo existe, aunque no sabe muy bien para qué sirve, ni llegue a entender la explicación que le dan. Puede ser el caso del niño que pregunta por la utilidad del correo electrónico o para qué sirve esa palanca que mueven constantemente sus padres en el coche cuando conducen.
La competencia consciente es el momento cuando, después de haber recibido las instrucciones, nos ponemos manos a la obra de forma reflexiva, pensando cada paso que tenemos que dar, aunque a veces nos equivoquemos y nos salga mal. Es lo que ocurre la primera vez que nos montamos en el coche y lo queremos poner en movimiento, tenemos que pensar cuál es la siguiente acción a realizar; o cuando enviamos un correo electrónico por primera vez, algunos nos pueden ser devueltos.
La competencia inconsciente es el momento en el que la persona alcanza la destreza de esa competencia o habilidad. Es cuando algo nos sale de manera automática, sin pensar. Cuando hacemos un recorrido en coche ya no pensamos qué marcha meter, o cuándo cambiarla, es algo automático. Somos capaces de clasificar los mensajes recibidos en nuestra cuenta de correo electrónico en carpetas, recibiendo y enviando decenas de mensajes al día.
Las personas alcanzan una destreza en sus habilidades interpersonales siguiendo esta misma secuencia, si bien el tiempo que cada persona requiere para superar las distintas etapas dependerá de sus capacidades, de su grado de motivación y de su autoestima, elementos estos con los que ayuda un coach para minimizar el tiempo de aprendizaje total.
Obstáculos
martes, 12 mayo, 2009
Los obstáculos son impedimentos, dificultades o inconvenientes que encontramos en nuestro camino hacia nuestro objetivo. Algunos de estos obstáculos pueden llegar a ser de tal magnitud que hacen que fracasemos en nuestro intento por conseguir nuestros sueños, por mucho que estos nos atraigan.
En su libro «Cuentos para pensar«, Jorge Bucay nos deleita con una «meditación guiada» que nos permite «explorar las verdaderas razones de algunos de nuestros fracasos» y que evoca cómo pueden sentirse algunas personas durante un proceso de coaching, por lo que considero relevante escribir dicho relato tal y como lo escribió el autor para que podáis disfrutar de él.
Voy caminando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad.
Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo.
Todas mis metas, mis objetivos y mis logros.
Mis ambiciones y mis sueños están en esa ciudad.
Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo que aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo está en ese ciudad.
Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella.
Al poco de empezar a andar, el sendero se hace cuesta arriba.
Me canso un poco, pero no importa.
Sigo.
Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino.
Al acercarme, veo que una enorme zanja impide mi paso.
Temo… Dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente.
De todas maneras, decido saltar la zanja.
Retrocedo, tomo impulso y salto…
Consigo pasarla.
Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja.
Vuelvo a tomar carrera y también salto.
Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado.
Me sorprende un abismo que detiene el camino.
Me detengo.
Es imposible saltarlo.
Veo que a un lado hay maderas, clavos y herramientas.
Me doy cuenta de que están allí para construir un puente.
Nunca he sido hábil con mis manos…
… pienso en renunciar.
Miro la meta que deseo… y resisto.
Empiezo a construir el puente.
Pasan horas, días, meses.
El puente está hecho.
Emocionado, lo cruzo
y al llegar al otro lado… descubro el muro.
Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños…
Me siento abatido…
Busco la manera de esquivarlo.
No hay forma.
Debo escalarlo.
La ciudad está tan cerca…
No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar.
Descanso unos minutos y tomo aire…
De pronto veo,
a un lado del camino,
a un niño que me mira como si me conociera.
Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mi mismo… cuando era niño.
Quizá por eso me atrevo a expresar en voz alta mi queja.
– ¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño encoge de hombros y contesta.
– ¿Por qué me lo preguntas a mi?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras…
Los obstáculos los tragiste tú.
Ahorrar e invertir
lunes, 11 mayo, 2009
Ahorrar e invertir son dos términos muy utilizados por los ejecutivos de nuestro país en estos días. El primero significa «reservar alguna parte del gasto ordinario, o guardar dinero como previsión para necesidades futuras«, mientras que el segundo implica «colocar un caudal o emplear u ocupar el tiempo» en algo.
En los Estados Unidos de América los Bancos recomendaban a sus clientes ahorrar el 10% de sus ingresos hace años. Esta política parece muy acertada si lo que se pretende es guardar dinero como previsión para necesidades futuras y evitar así que los clientes se queden sin su poder adquisitivo.
Sin embargo, en el caso de las inversiones, hay pocas personas que nos recomienden cuánto invertir, o dónde hacerlo, ya que solemos invertir cuando tenemos un sobrante de dinero con el que no sabemos qué hacer y queremos que nos rinda unos beneficios hasta que lo necesitemos de nuevo.
¿Y si comenzamos a invertir el 10% de nuestros ingresos? Obviamente podríamos invertir en bienes materiales o en acciones, lo cual nos daría un rendimiento a nuestra inversión. Pero ¿y si lo invirtiéramos en nosotros mismos sin depender de factores externos? Por ejemplo, podríamos invertir en el desarrollo de nuestras habilidades y competencias interpersonales ¿Cómo mejoraría nuestra vida? ¿Qué rendimientos podríamos obtener en el medio o largo plazo?
Al desarrollar nuestras habilidades interpersonales o aquellas competencias que necesito para subir de categoría en la empresa, o que necesito para cambiar a ese puesto de trabajo que tanto deseo, entonces nuestros ingresos van a aumentar ineludiblemente. Al aumentar mis ingresos, tengo más dinero, por lo que puedo ahorrar más e invertir más, tanto en bienes inmuebles como en mí mismo de nuevo.
Luego tal vez sea interesante comenzar a pensar que debemos invertir en nosotros mismos, no tanto en desarrollar aquellas habilidades técnicas que la empresa me puede ofrecer, sino aquellas habilidades interpersonales que la empresa no me ofrece, o competencias que necesita un puesto de trabajo mejor remunerado, por lo tanto deberé elegir la mejor escuela de coaching donde formarme, aquella cuyos requisitos y calidad promuevan la calidad de mis estudios.