Travestidos
13 febrero, 2011 por mycoach
En ocasiones nos encontramos con parejas donde cada una de las partes no realiza la función que le corresponde por naturaleza, sino que hace la de la otra persona. Así nos encontramos con hombres que representan el papel de la mujer y viceversa.
Si bien este cambio de personaje no tiene efecto alguno sobre la psique de la persona, es decir, el hombre mantiene su virilidad y la mujer su feminidad, si tiene un efecto sobre la pareja en sí, ya que los roles que cada uno interpreta no son los propios, sino los adquiridos de forma relacional.
Cuando el hombre interpreta el papel de la mujer se siente raro en su foro interno. Siente que está haciendo algo que no le corresponde, aunque no sepa qué. Tal vez tampoco comprenda por qué lo está haciendo, pero se siente incómodo. Y no sólo lo percibe él, sino que su pareja, algo más diestra en percatarse de las sensaciones externas, también encuentra algo extraño en el comportamiento de su amante.
Pero esto que ocurre con los varones también puede ocurrir con sus compañeras, quienes pueden adoptar el papel de su amante y darse a conocer como una persona fría y distante, sin apenas sentimientos de cariño, bondad o generosidad. El hombre se encuentra entonces con un compañero con quien ir al fútbol, más que con una persona con quien compartir sus inquietudes y su amor.
Tanto los hombres como las mujeres pueden travestirse durante una relación debido a factores muy diversos que pueden tener que ver con su pasado. Es posible que algunas personas añoren el amor de una madre y, por ende, consideren que deben tener un papel de niño para ser amados. O puede que una mujer despechada considere que lo más oportuno después de su último fracaso matrimonial sea dejar los sentimientos a un lado y comportarse como los hombres, ya que “¡este es un mundo de hombres y hay que actuar como ellos!”.
En cualquier caso el cambio de papeles no suele ser positivo en una relación que pretende tener una duración en el tiempo, a menos que ambas partes comprendan que esos son los papeles que quieran desempeñar y, por tanto, asuman su rol travestido para hacer que la relación funcione. Pero por norma general las mujeres quieren un “hombre de verdad” a su lado y los hombres, a esa “mujer perfecta” que los comprenda.
Es posible que sea complicado definir lo que estas palabras significan para cada uno de los implicados, y que cada pareja tenga su propia definición de lo que busca, pero lo que es casi seguro es que ellas no quieren compartir su vida con un niño que llora por el amor de su madre; y que ellos, aunque tengan más tendencia que la mujer a mantener relaciones donde existe una diferencia de edad digna de mención, tampoco quieren a una persona con un comportamiento de una niña de diez años.
Cada pareja debe encontrar su propio equilibrio sin necesidad de travestirse, de modificar sus roles naturales, aunque esto pueda ocurrir en ocasiones. Tal vez lo importante aquí, y la reflexión que nos debamos llevar al terminar de leer este artículo sea ¿qué me impide ser yo mismo? ¿Qué es lo que estoy buscando para comportarme de forma diferente a lo habitual? ¿Realmente este cambio me aporta valor o me frustra?