Empatía emocional
12 julio, 2010 por mycoach
Hace unos meses una amiga recibió una llamada a las nueve de la mañana. Al descolgar el teléfono, la voz al otro lado del aparato la dijo: «¿Es usted la madre de Fulanito? – Sí, soy yo- ¿Está sola? – Sí – Siéntese… su hijo ha fallecido en accidente de tráfico esta madrugada«. Esta escena, que puede parecer inusual, se produjo 1.902* veces en 2009 y se ha producido en 762* ocasiones en lo que va de año.
La campaña estival de la Dirección General de Tráfico (DGT) nos muestra una escena muy similar a la descrita en el párrafo anterior. De hecho, durante los últimos años las campañas publicitarias de la DGT han estado cargadas de polémica por el realismo y crudeza de algunas de las imágenes mostradas al público, lo que ha hecho que los expertos se planteen si la emisión de dichas imágenes es la mejor manera de concienciar al público de los riesgos de una conducción imprudente.
Desde hace unas semanas, el Ministerio del Interior comienza su propia campaña publicitaria en radio invitando a los más de 40 millones de usuarios de teléfonos móviles a incluir en la agenda de su teléfono las siglas AA (Avisar A) con el objeto de poder contactar con el pariente más cercano en caso de que el usuario de dicho aparato sufra un accidente.
Las nuevas tecnologías florecen desde hace años en nuestros bolsillos, tanto en forma de móviles de tercera generación como de D.N.I. electrónico; o en los colegios y universidades con aparatos que facilitan la docencia. El efecto de las nuevas tecnologías también se nota en las empresas, las cuales han podido reducir los gastos de viajes de personal gracias a las vídeo-conferencias. Todo avance tecnológico que suponga una mejora para nuestro bienestar debe ser considerado como positivo.
Sin embargo, tal y como muestra George Clooney en su película Up in the air, hay situaciones donde las nuevas tecnologías no deben sustituir al ser humano. Alguno de estos casos son: la ruptura de pareja, el despido de un empleado o el fallecimiento de un ser querido. En estos momentos, y en otros de gran calado emocional, es necesaria la presencia de una persona que pueda ayudarnos a sobrellevar el dolor de la pérdida sufrida.
Es posible que las nuevas tecnologías nos ahorren tiempo y dinero, que mantengan nuestro anonimato e incluso que nos permitan salir de una situación emocionalincómoda con el simple gesto de colgar el teléfono. Quizás utilizar campañas publicitarias con imágenes de cierta crudeza sea lo que necesiten los espectadores para concienciarlos de los peligros de la carretera, pero al mismo tiempo estamos consiguiendo que aquellas personas con menor habilidad para gestionar sus emociones se oculten detrás de sus fortalezas invisibles, encerrándose en su mundo y haciéndose más insensibles ante aquellas situaciones de alto calado emocional.
La falta de empatía, el distanciamiento de los problemas ajenos puede hacer que algunas personas vuelvan a casa sin una mochila adicional cargada de emociones negativas que no saben gestionar, pero al mismo tiempo, esa falta de desarrollo emocional nos puede hacer más inhumanos con el paso del tiempo.
La buena noticia es que las personas podemos aprender a gestionar nuestras emociones. Un coach puede acompañarte en el desarrollo de esta habilidad interpersonal que con el tiempo puedes llevar a tu trabajo porque, si es importante el contacto personal cuando se le informa a una persona que está despedida ¿no sería más importante hacerlo de forma personal cuando se le informas del fallecimiento de un ser querido?
* Fuente: Estadísticas e indicadores de la DGT. Comparativa mensual de víctimas mortales en los dos últimos años. Datos a fecha 6 de julio de 2010.