14 febrero, 2011 por mycoach
Un año más el día de los enamorados llama a nuestras puertas y, como en otras ocasiones, podremos celebrarlo con nuestra pareja por todo lo alto para que el mundo entero sepa lo felices que estamos el uno con el otro, o podremos pasarlo discretamente en nuestra casa o con un grupo de amigos porque la cosa no va del todo con nosotros, ya que una vez más, nos encontramos en estas fechas sin pareja.
Aunque la tendencia social de los últimos años apunta a que las personas somos más individualistas y preferimos vivir solas en nuestro apartamento criando nuevas manías difíciles de quitar, los seres humanos somos seres sociables, es decir, que nos gusta el trato y la relación con otras personas.
Es el trato a otras personas lo que en ocasiones nos permite encontrar a una que nos llama la atención, alguien que altera nuestros sentidos y nos hace estremecer. No hace falta que esté muy cerca de nosotros, basta con saber que se encuentra en la otra habitación para que nuestro corazón comience a acelerarse de forma automática.
Cuando hablamos con esta persona no lo hacemos de temas banales, como el tiempo o el tráfico que hay en la ciudad, sino que buscamos aquellos temas que nos permiten indagar de forma sutil sobre el pasado, presente y futuro de nuestro interlocutor. Las preguntas abiertas y la escucha activa son herramientas fundamentales en este momento y la destreza que hayamos adquirido en ellas nos permitirá recabar información de vital importancia para entablar una relación en el futuro.
Tal vez durante los primeros encuentros las personas que nos rodean no sean capaces de afirmar si somos novios o no, pero lo que si pueden percibir es que nuestra forma de andar es diferente, que tenemos más brillo en los ojos, que sonreímos más e incluso que nos tomamos las cosas de manera diferente a como lo hacíamos unos días atrás.
Es posible que la persona que nos atrae tenga unos kilitos de más, que peine alguna cana, que tenga alguna arruga o que su dentadura no sea toda perfecta, pero nos aporta aquello que nosotros necesitamos en este preciso momento de nuestra vida, por lo que no nos importa lo que la gente opine, para nosotros es la perfección, aunque sea imperfecta.
Ese algo más que nuestros conocidos ven en nosotros no es sólo la energía con la que uno se levanta cada mañana, ni el gozo con el que nos enfrentamos a los retos diarios, sino que es un nuevo estilo de vida. Un estilo de vida en el que uno no sólo se siente mejor por la energía adicional que derrocha por cada poro de su piel, sino también porque nos sentimos mejores personas.
Es cierto que algunas mujeres buscan un hombre malo al que poder cambiar para así sentirse queridas, pero no es menos cierto que los hombres buenos también pueden mejorar con una mujer a su lado, y viceversa. Las buenas personas también tienen sus áreas de mejora, aunque tal vez no se vean a priori, pero son áreas que pueden mejorar al compartir su vida con otra persona que saca lo mejor de ellas.
Y tal vez sea esto, el sacar lo mejor de uno mismo lo que buscamos en la otra persona. Esperamos que alguien pueda sacar lo mejor de nosotros mismos, porque es la satisfacción de poder ser mejores lo que nos permite estar un poco más cerca de la autorrealización en esa pirámide que Maslow dibujaba hace algún tiempo.
Pero estemos más arriba o más abajo en esta pirámide, lo que es cierto es que son estas sensaciones las que recordaremos con el tiempo, y es ese flotar en el aire y esas mariposas en el estómago las que nos permiten comenzar una nueva relación cuando concluye otra. De hecho, y aunque es tarea complicada, a un gran número de personas no las importaría mantener este estado de enamoramiento durante toda su vida ¿o es que a ti no te gusta tener mariposas en el estómago, esperar su llamada, u oler su rastro de perfume en tu suéter?
Etiquetas: autorrealizacion, buscar pareja, enamorarse, encontrar pareja, felicidad, hombre perfecto, mujer perfecta, ser feliz
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13 febrero, 2011 por mycoach
En ocasiones nos encontramos con parejas donde cada una de las partes no realiza la función que le corresponde por naturaleza, sino que hace la de la otra persona. Así nos encontramos con hombres que representan el papel de la mujer y viceversa.
Si bien este cambio de personaje no tiene efecto alguno sobre la psique de la persona, es decir, el hombre mantiene su virilidad y la mujer su feminidad, si tiene un efecto sobre la pareja en sí, ya que los roles que cada uno interpreta no son los propios, sino los adquiridos de forma relacional.
Cuando el hombre interpreta el papel de la mujer se siente raro en su foro interno. Siente que está haciendo algo que no le corresponde, aunque no sepa qué. Tal vez tampoco comprenda por qué lo está haciendo, pero se siente incómodo. Y no sólo lo percibe él, sino que su pareja, algo más diestra en percatarse de las sensaciones externas, también encuentra algo extraño en el comportamiento de su amante.
Pero esto que ocurre con los varones también puede ocurrir con sus compañeras, quienes pueden adoptar el papel de su amante y darse a conocer como una persona fría y distante, sin apenas sentimientos de cariño, bondad o generosidad. El hombre se encuentra entonces con un compañero con quien ir al fútbol, más que con una persona con quien compartir sus inquietudes y su amor.
Tanto los hombres como las mujeres pueden travestirse durante una relación debido a factores muy diversos que pueden tener que ver con su pasado. Es posible que algunas personas añoren el amor de una madre y, por ende, consideren que deben tener un papel de niño para ser amados. O puede que una mujer despechada considere que lo más oportuno después de su último fracaso matrimonial sea dejar los sentimientos a un lado y comportarse como los hombres, ya que “¡este es un mundo de hombres y hay que actuar como ellos!”.
En cualquier caso el cambio de papeles no suele ser positivo en una relación que pretende tener una duración en el tiempo, a menos que ambas partes comprendan que esos son los papeles que quieran desempeñar y, por tanto, asuman su rol travestido para hacer que la relación funcione. Pero por norma general las mujeres quieren un “hombre de verdad” a su lado y los hombres, a esa “mujer perfecta” que los comprenda.
Es posible que sea complicado definir lo que estas palabras significan para cada uno de los implicados, y que cada pareja tenga su propia definición de lo que busca, pero lo que es casi seguro es que ellas no quieren compartir su vida con un niño que llora por el amor de su madre; y que ellos, aunque tengan más tendencia que la mujer a mantener relaciones donde existe una diferencia de edad digna de mención, tampoco quieren a una persona con un comportamiento de una niña de diez años.
Cada pareja debe encontrar su propio equilibrio sin necesidad de travestirse, de modificar sus roles naturales, aunque esto pueda ocurrir en ocasiones. Tal vez lo importante aquí, y la reflexión que nos debamos llevar al terminar de leer este artículo sea ¿qué me impide ser yo mismo? ¿Qué es lo que estoy buscando para comportarme de forma diferente a lo habitual? ¿Realmente este cambio me aporta valor o me frustra?
Etiquetas: cambio personal, equilibrio, expresar sentimientos, fracaso personal, frustracion, relacion pareja
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11 febrero, 2011 por mycoach
Entre los seis y los once años pasamos por una etapa de rechazo absoluto hacia el sexo contrario. Nuestra falta de control sobre nuestro lenguaje corporal nos delata cada vez que alguna persona del otro género nos atrae. Esto hace que ante la afirmación de “¡Juanito tiene novia!” o “¡A María le gusta Pedro!” con cierto retintín, perdamos el juicio y nos abalancemos a la rodilla -su yugular todavía nos queda muy alta- de la persona que ha osado decir tal atrocidad.
Con el paso del tiempo las personas del sexo contrario nos comienzan a atraer cada vez más, y el hecho de estar con ellas nos agrada. De hecho buscamos activamente el mantener relaciones duraderas con esa persona que ha llamado nuestra atención. Y aunque con la edad hemos aprendido a ser discretos y a controlar nuestras emociones en público, nuestro lenguaje corporal nos sigue delatando cuando estamos junto a esa persona delante de los amigos. No importa que aseveremos por activa y por pasiva que “sólo somos amigos”, ellos perciben que existe algo más.
El trato al supuesto “amigo” revela de forma inequívoca nuestras intenciones para con él. El arreglarle el cuello de la camisa, el compartir una misma copa de vino, la posición que adoptamos al sentarnos en un grupo de personas, o el sutil roce en la rodilla al levantarse de la silla, hace que el resto de los presentes perciban algo más que una mera amistad entre los supuestos amigos.
La comunicación no verbal es fundamental durante el cortejo de la pareja, pero también lo es después. La complicidad que podemos adquirir en muy poco tiempo con la otra persona depende de la empatía que tengamos con ella y de la capacidad de observación que hayamos desarrollado con el paso de los años. De esta forma, una sola mirada es suficiente para saber lo que la otra persona está pensando, cómo se lo está pasando, o lo que quiere hacer cuando se vayan los invitados.
Es posible que a partir de los cuarenta no nos importe que nos pongan a ciertas personas como pareja, de hecho algunos padres están deseando que sus hijos tengan por fin una relación estable para que se vayan de casa de una vez por todas. Pero también es posible que en ocasiones tengamos una pareja y no nos hayamos percatado de ello ¿con quién coqueteas furtivamente? ¿Quién te roza o te mira y aún hoy te sonroja al hacerlo?
Etiquetas: buscar pareja, comunicacion no verbal, empatia, encontrar pareja, lenguaje no verbal, seducir, señales
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9 febrero, 2011 por mycoach
El progresivo envejecimiento de la población alemana y el equilibrio aparente de algunas profesiones (número de estudiantes que se licencian al año frente a los profesionales que se jubilan en el mismo periodo), hace que la industria de ese país necesite cubrir parte de sus necesidades de recursos humanos con inmigrantes cualificados de otros países de la Unión.
La buena prensa de los ingenieros españoles, unido a las necesidades de Alemania por conseguir profesionales cualificados, ha hecho que su Canciller, Angela Merckel, haya invitado a los ingenieros de nuestro país a trabajar en el suyo, algo que inicialmente parece ser un beneficio para ambas partes, debido a la escasez de empleo en nuestro país y a las necesidades de nuestro anfitrión.
La falta de preparación de nuestros políticos en materias vitales para el desarrollo de nuestro país, unido a su desmesurada preocupación por los intereses partidistas, hace que la invitación de la Canciller alemana sea muy atractiva para los jóvenes mejor formados, y para los más audaces, quienes no sólo se largarán de casa, sino que también lo harán del país que los formó.
Aunque algunos catedráticos afirman que la fuga de talento de nuestro país no tiene mucho efecto sobre la competitividad de España a nivel cuantitativo, es posible que la marcha de una persona con talento de una empresa pequeña suponga un impacto considerable para dicha organización.
Para evitar que el talento se traslade a la competencia la primera idea que nos puede surgir es ofrecerle un aumento de sueldo. Dicho esto, habría que tener en cuenta las palabras que el Presidente de una consultora internacional me dijo hace unos años frente a la pregunta de aumentar el sueldo a las personas que decían que se iban de la empresa: “puedes retener a las personas en el proyecto hasta que este finalice si las aumentas el salario, pero si verdaderamente están a disgusto en la empresa, en menos de seis meses estarán saliendo por esa puerta”.
En un momento de esplendor económico es posible que las empresas se puedan permitir el lujo de aumentar el salario de sus empleados, pero en una situación de crisis como la actual, donde la tendencia de las empresas es congelar o bajar los salarios para hacer más competitivos sus productos, esta técnica está fuera de todo lugar, Por lo tanto, la pregunta que se pueden hacer algunos Directores Generales es: ¿cómo retengo a mis empleados cuando les estoy dando más carga de trabajo sin aumentarles el sueldo?
A fecha de hoy esto es bastante sencillo, basta con informarles de cuánto van a cobrar si se van al paro, de la tasa de contratación de personal cualificado en las empresas españolas, y del recorte en la prestación social. Esta información puede hacer que un elevado porcentaje de trabajadores intenten mantener su puesto de trabajo, pero al mismo tiempo provocará una reacción negativa en ellos al sentirse maltratados por la empresa. Esto puede tener como consecuencia casi inmediata empleados que vienen a trabajar con el ceño fruncido, insatisfechos, que rinden menos en el trabajo, que cualquier disculpa es buena para no estar en su puesto, y que provocan un malestar generalizado entre el resto del equipo. Entonces ¿cómo puedo hacer para que vengan contentos a trabajar todos los días?
Está claro que el dinero no da la felicidad, pero ayuda bastante. Las personas solemos querer más, aumentar nuestro patrimonio personal para de alguna forma mostrar a los demás nuestro éxito personal. Pero pensar que el dinero es la solución para retener a mis empleados puede ser una limitación a nuestra creatividad. Las personas tenemos nuestras necesidades puntuales que no siempre tienen que estar asociadas al dinero.
Los momentos de crisis nos permiten ser más creativos en nuestras soluciones, por eso es importante saber cuáles son los intereses de la empresa y los de nuestros empleados. Si bien es cierto que los convenios colectivos han sido un salto cualitativo en cuanto a los derechos de los trabajadores se refiere, no es menos cierto que a la hora de retener el talento en una empresa es fundamental enfocarse en los intereses particulares de cada persona para poder realizar una buena negociación que beneficie a ambas partes.
El mostrar interés por las personas es una inversión que sale barata al final del día. Utilizar la escucha activa y romper con ciertas creencias que limitan la creatividad es fundamental en estos casos. El formular preguntas abiertas suele ayudar a obtener respuestas con valor, pero es cada persona la que sabe lo que es lo mejor para su negocio así que… ¿qué fórmulas se te ocurren para evitar esta fuga de talento de tu empresa?
Etiquetas: creatividad, creencias limitantes, escucha activa, fuga, motivacion, negociacion, preguntas abiertas, talento
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1 diciembre, 2010 por mycoach
La bajada de las temperaturas, la nieve en la cumbre de las montañas, los copos de nieve cayendo en el centro de alguna ciudad, y los villancicos que se pueden escuchar a través de la megafonía de los centros comerciales nos recuerda que las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina.
Durante las próximas semanas las ciudades se iluminan con miles de bombillas, los escaparates de las tiendas se llenan de coloridos adornos que atraen nuestra vista, y las personas nos llenamos de una alegría sin precedentes que nos hace desear de manera casi compulsiva amor y felicidad desde el fondo de nuestro corazón a todas nuestras amistades.
Durante ésta época del año las personas sacamos lo mejor de nosotras mismas, y así podemos invitar a algún desconocido a celebrar la nochebuena con nosotros, o nos podemos acercar a alguna residencia de ancianos para pasar un rato con aquellos a quienes las circunstancias de la vida les han hecho que ya no tengan a nadie con quien compartir estas fechas, o podemos entregar regalos a aquellos niños que pasarán estas fechas en la cama de un hospital. En cualquier caso intentamos sacar a relucir aquellos valores personales que durante el resto del año pueden estar más adormecidos.
Los valores personales pueden ser considerados como algo que hay que preservar, como un ideal que se a de alcanzar, como un concepto que es admitido como valioso o correcto por la sociedad. Y es durante estas fechas tan entrañables cuando las personas exhibimos y derrochamos amistad, felicidad, honradez, compromiso, etc.
Los valores se asumen día a día o mediante una experiencia que nos impacta. De esta forma, lo que hagamos un día tras otro, siempre que sea coherente, nos acompañará hacia la obtención de un valor.
Los valores y las creencias suelen estar relacionados entre sí, por ejemplo, una persona que tenga el respeto como valor puede tener la creencia de que “toda persona, por el hecho de haber nacido, merece nuestro respeto”, o puede tener la creencia de que “toda persona puede aprender a ser respetuosa”.
Las personas que tienen valores consensuados se manifiestan con un grado de cohesión mayor y gestionan los conflictos con mayor eficacia. Por eso no es raro encontrar entrevistadores que durante el proceso de selección nos puedan preguntar por nuestros valores personales.
Aunque la mayoría de las personas podríamos indicar cinco valores que tenemos no siempre son estos los más importantes. De hecho no es raro que al presentar un listado con más de cien valores a cualquier persona, ésta sea capaz de marcar más de treinta valores que la representan en una primera lectura.
Cuando se le pide a la persona que reduzca el número de valores destacados a la mitad, la cosa comienza a complicarse. Y cuando se le vuelve a pedir que resuma a la mitad su listado, las muestras de asombro y desesperación se hacen patentes en su cara. Pero al finalizar el ejercicio y leer sobre el papel los cinco valores fundamentales que la definen como persona, la cara de satisfacción demuestra que el esfuerzo mereció la pena.
Este ejercicio es fundamental para conocernos un poco mejor, para saber qué pueden esperar de nosotros nuestros superiores y nuestras amistades y, sobre todo, para poder practicarlos durante estas fechas.
Etiquetas: navidad, valores
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11 noviembre, 2010 por mycoach
Hace unos días María Teresa Fernández de la Vega tomaba posesión de su cargo como miembro del Consejo del Estado y recalcaba que «el primer objetivo de un gobernante es buscar la felicidad de sus ciudadanos«. Estas palabras, posiblemente acertadas a nivel político, muestran en cierta medida el talante que las clases dominantes tienen en nuestro país para con sus subordinados: «haz esto, porque yo sé lo que es bueno para ti«.
Cuando todavía somos unos tiernos infantes nuestros padres nos dicen lo que tenemos que hacer porque, desde su punto de vista, buscan lo mejor para nosotros: «cómete las espinacas para ponerte como tu papá«, «tómate el zumo para ser tan alto como tu hermano mayor«. De hecho no es raro encontrar en los medios de comunicación empresas que utilizan este tipo de comportamientos para vender sus productos.
Según nuestros vástagos van creciendo y tomando consciencia de su identidad, las regañinas comienzan a ser más frecuentes e intensas, hasta llegar a su apogeo durante la adolescencia. Este es el momento donde se escuchan las famosas frases: «está en la edad del pavo» o, «está en la edad del armario» o, «está en la edad de mandarlos a tomar vientos«. Y puede que también sea durante esta etapa de nuestra vida, mientras desarrollamos nuestra identidad, que comencemos a buscar la felicidad, aunque no sepamos muy bien por dónde empezar o lo que realmente es ser feliz.
La responsabilidad de nuestros padres no es la de buscar nuestra felicidad, sino la de ayudarnos a encontrarla a través de la educación que nos ofrecen, los valores personales que nos muestran día a día, el manejo de herramientas que nos permitan ser independientes y el descubrimiento de aquellas pequeñas cosas con las que ser felices.
De igual manera, el objetivo de nuestros gobernantes no es el de buscar nuestra felicidad, a menos que con ello lo único que busquen sea manipularnos emocionalmente para que hagamos lo que ellos quieren. Este miedo a ser más infelices de lo que somos actualmente nos hace realizar aquellas tareas que nos indican aunque no nos agraden. Este comportamiento sólo demuestra una falta de empowerment que hace que sea más sencillo para ellos mandar que liderar.
De todo esto se puede aprender que cada persona debe buscar su propia felicidad, ya que sólo nosotros sabemos qué es lo que nos hace felices en cada momento, aunque no tengamos muy claro cómo llegar allí. El hecho de no saber cómo obtener la felicidad no quita para que no sepamos lo que nos hace felices. Los padres y gobernantes pueden aprender a utilizar las técnicas que utiliza un coach para motivar a sus clientes y así ayudar a sus subordinados a definir sus objetivos y ser felices.
Etiquetas: buscar felicidad, coaching personal, consciencia, definir objetivos, empowerment, habilidades interpersonales, liderar, mandar, ser feliz
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9 noviembre, 2010 por mycoach
Hay parejas cuya relación comienza a deteriorarse tras años de vida en común. Aunque nadie puede dar una respuesta exacta sobre las causas por las que una pareja comienza a distanciarse, lo que parece común a todas ellas es que los problemas comienzan a amontonarse uno encima del otro y, al final, no se sabe cómo gestionarlos. Las causas que inician este alejamiento pueden ser tan dispares como la educación de los hijos, la ausencia de vástagos, la divergencia de opiniones en asuntos de importancia, un cambio de intereses o que una parte se siente menos querida. Independientemente de la causa inicial, la comunicación en la pareja se ve afectada de manera directa, lo cual puede llevar a la ruptura de la pareja finalmente.
Según el I.N.E. el número de divorcios en nuestro país ha bajado un punto desde 2006. Aunque me encantaría poder decir que esto ha sido debido al trabajo realizado por psicólogos y coaches, me temo que debo reconocer que ha sido debido a la crisis económica que estamos sufriendo desde hace cuatro años. Durante este periodo las parejas que quieren separarse analizan los pros y los contras de una separación y concluyen que la mejor solución es divorciarse más adelante, cuando la economía vaya mejor, y por el momento seguir compartiendo los gastos de la casa, los colegios, la comida, el alquiler o la hipoteca para mantener el nivel de vida que venían disfrutando hasta el momento.
Si la opción elegida es la de vivir en el hogar conyugal y mantener vidas separadas es importante que la comunicación de la pareja no se convierta en destructiva. Entiendo que la comunicación es destructiva cuando en una conversación se utilizan palabras que denotan desprecio, desaprobación, agresividad o resentimiento y cuyo único objetivo es «dañar a la otra persona». Aunque existe una motivación interna en cada persona para lanzar este tipo de ofensas a la cara de la otra persona, hay que tener en cuenta que al entrar en este círculo vicioso la persona deja de valorar aquellas cualidades que vio en su amante al comienzo de la relación y que en parte fueron las instigadoras de unirse como pareja.
Lo bueno de las relaciones humanas es que se pueden arreglar, pero para ello hay que desearlo. Está claro que una terapia de pareja no sirve para nada si una de las partes está obstinada en no hablar y se queda encerrada en su mundo, pero asumiendo que exista un interés común por ambas partes, la terapia crea el marco para que la pareja pueda comenzar a comunicarse.
La creación de un marco diferente al que estaban acostumbrados permite desarrollar ciertas habilidades de comunicación que hasta ahora se tenían olvidadas en el baúl de los recuerdos, además de adquirir nuevos comportamientos que mejoran la escucha activa. Sin embargo, e independientemente de si la pareja acude o no a una terapia, hay que tener presente cómo reacciona cada miembro de la pareja cuando se le plantea un problema.
Es de todos sabido que el hombre está programado para dar soluciones a los problemas que se le plantean, y eso es lo que la sociedad espera de él. Cuando recibe un problema, el hombre entra en su cueva para meditar sobre el asunto. Sólo cuando obtiene la solución saldrá para comunicarla al resto de los mortales. Mientras tanto no quiere ser interrumpidos por nadie. Es más, si alguien le pregunta por el asunto en cuestión mientras está cavilando, se irrita, pudiendo llegar a dar contestaciones poco afortunadas. De igual manera, si no puede solucionar sus problemas por sí mismo, el hombre se siente mal, ya que su obligación como líder de la manada es solventarlo sin ayuda de nadie.
El comportamiento de la mujer cuando tiene un problema es diametralmente opuesto al de su compañero. Cuando algo atormenta a la mujer, ésta llama por teléfono a sus amigas o queda con ellas para tomar un café y charlar sobre el asunto. La mujer busca ayuda en otras personas porque la sociedad entiende que necesite apoyarse en otros. De hecho pone en común sus preocupaciones con sus seres más allegados. Es más, no la importa que nadie la pregunte sobre el tema cuando todavía está en proceso de análisis, ya que esto la puede dar un punto de vista nuevo o ayudar en su enfoque.
Al ser conscientes de que nos comportamos de forma diferente al analizar una misma situación y que una misma realidad es percibida de forma diferente por las distintas personas, seremos capaces de entender a nuestra pareja y de modificar nuestro comportamiento en la medida que sea necesario sin perder nuestra identidad ni nuestros valores personales.
Independientemente de lo que ocurra en la pareja hay que tener en cuenta que la comunicación es esencial para que la relación fructifique o, si ha de concluir, lo haga de una manera amistosa donde no queden emociones de rabia o resentimiento. Es imprescindible saber escuchar de forma activa y saber qué es lo que quiere la otra persona con el único objetivo de evitar una ruptura de pareja por falta de interés o porque no sabemos lo que queremos.
Etiquetas: coaching personal, comunicacion, escucha activa, identificar intereses, relacion pareja, ruptura pareja, valores personales
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7 noviembre, 2010 por mycoach
La necesidad de las personas por desarrollar su imagen personal ha hecho que el brand coaching creciera de forma notable en nuestro país durante los últimos años. La importancia de tener una imagen coherente e intencionada es percibida por las personas que nos rodean como algo positivo, pero debe estar reforzada en todos los aspectos, al tiempo que debe ser congruente hasta el más mínimo detalle. Esta lógica puede ser la que en algunas ocasiones nos asfixie de tal forma que nos impida conseguir aquello que deseamos, desde ganar más dinero a encontrar una pareja.
Las personas vamos creando nuestra propia imagen desde el momento en el que tenemos uso de razón, bien porque queremos agradar a nuestros padres, bien porque queremos pertenecer a un grupo determinado, o por cualquier otra razón que entendemos puede ser beneficiosa para nosotros. De esta forma las personas vamos desarrollando una imagen con la que nos sentimos cómodos y a gusto. Una imagen que nos puede dar una sensación de poder, de protección, de autoestima o de equilibrio. Una imagen que, al fin y al cabo, muestra al mundo nuestra propia identidad.
Todo parece ir bien hasta el día en el que la persona toma consciencia de que la imagen que se ha creado es una carga de la que debe desprenderse si quiere conseguir los objetivos que se ha marcado a nivel personal o profesional. Es en esta primera etapa del aprendizaje cuando la persona comienza a cuestionarse, por ejemplo, si el ser perfeccionista la aporta algún valor añadido a su trabajo o tan sólo es un escollo que la impide ser más productiva y la acerca un poco más a ser despedida. O tal vez se pueda cuestionar si el dar una imagen de persona tímida la aporta algo, como estar protegida de los extraños, o es sólo un obstáculo para conseguir la pareja que busca.
Es la contradicción entre el ser y el querer la que genera desesperación y, al no conseguir lo que quiero, frustración. Esta lucha de poder se puede mantener eternamente mientras una de las partes sea más fuerte que la otra, mientras la persona no vea la necesidad de un cambio personal que la saque de ese atolladero en el que lleva inmersa durante tanto tiempo y que lo único que consigue es protegerla de ser ella misma, de ser feliz.
Nuestra identidad se muestra a los demás a través de nuestra imagen personal, por eso es tan importante ser coherentes con ella, porque nuestras acciones reflejan nuestra identidad personal. No somos lo que decimos, sino lo que hacemos. Y aquí está el gran enfrentamiento personal, en romper los hábitos labrados en piedra con el paso de los años y crear unos nuevos y diferentes que me permitan conseguir aquello que tanto anhelo.
Pero esto que parece tan sencillo inicialmente, cambiar los hábitos de conducta, puede ser algo más complicado de lo que suponíamos inicialmente debido, en gran medida, a que el cambiar un comportamiento lleva consigo el cambio de una creencia y, por ende, el cambio de mi identidad. Y puesto que somos personas sabias, nuestro yo interno nos autosabotea de forma sutil para evitar exponernos al peligro que acecha en el exterior.
Puede parecer mentira, pero las personas pueden cambiar sus comportamientos, así como identificar al autosaboteador que llevan dentro. Todo esto, unido a la identificación de objetivos personales y un plan de acción a la medida permitirá a la persona conseguir aquello que desea y ser una persona nueva, diferente a otras, más alegre y más feliz al conseguir una identidad más coherente con lo que ella quería ser.
Etiquetas: aprendizaje, autoestima, brand coaching, cambio personal, coaching personal, consciencia, relacion pareja, ser feliz
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5 noviembre, 2010 por mycoach
El otro día estaba esperando mi turno en la caja del supermercado. Delante de mi tenía a un chico joven bien parecido. En la caja, una chica con el pelo recogido en una coleta no cesaba de pasar por el escáner la infinidad de artículos de la clienta que nos precedía sin levantar la mirada. Tras pasar el último código de barras por el dispositivo, pulsar la tecla de total y lanzar al aire un «son veinticinco con treinta» elevó la mirada para ver quién era el siguiente cliente. A partir de ese instante las cosas sucedieron en una fracción de segundo.
Al ver al que para ella era un apuesto galán, la empleada bajó la mirada y, antes de coger el dinero que la señora la estaba dando para pagar su compra, lanzó su mano izquierda hacia la goma que sujetaba su pelo y la arrancó literalmente de su cabello. Su hermosa melena cayó sobre sus hombros y se prolongó por la espalda realzando su belleza. Tan rápido fue todo que ni la señora que estaba frente a ella ni el propio joven se dieron cuenta de este movimiento semiautomático de la joven.
Una vez comenzó a pasar los productos del chico por el escáner la empleada apenas tuvo contacto ocular con su cliente, demostrando de esta forma cierta timidez ante su caballero. Sólo cuando le entregó el recibo con las vueltas levanto ella la vista y lo miró a los ojos. Cuando él la miró ella retiró sus ojos hacia la caja, como si algo se la hubiera perdido en ella.
Las señales que emitimos para comunicarnos pueden ser tan sutiles que en muchas ocasiones nos perdemos el mensaje subliminal que el remitente ha querido transmitirnos furtivamente, como en este caso. Es probable que si el chico hubiera estado atento a estas señales y hubiera estado disponible le podría haber pedido el teléfono, o directamente para salir, sin miedo a recibir un «no» por contestación.
Esta secuencia de la vida cotidiana nos demuestra que es la mujer la primera en dar el primer paso, pero que es el hombre quien, no sólo tiene que ser hábil en captar las señales que emite su compañera, sino que también debe ser diestro en el arte de seducir. Cualquier caballero puede ser el hombre perfecto para una mujer y, cuando se dé el caso, ella se lo hará saber de forma sutil.
Hay que tener presente que las personas quieren comunicarse aunque no salga por su boca una sola palabra, así como que los coqueteos ocurren en cualquier lugar: desde una cafetería a un aeropuerto. Es por tanto importante conocer y prestar atención a las señales que nos envían las personas cuando nos acercamos a ellas.
Y aunque es posible que esta chica esté esperando a que el joven vuelva a comprar algo durante su turno para lanzarle otra serie de señales más directas que capten su atención, lo importante no es esto, sino cuántas veces hemos perdido una oportunidad por miedo a coquetear furtivamente con la otra persona.
Etiquetas: coaching personal, comunicacion no verbal, coquetear, estar disponible, perfeccion, seducir, señales, timidez
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3 noviembre, 2010 por mycoach
Si te pregunto por el precio de un producto determinado es posible que lo puedas saber de memoria porque es un elemento que utilizas a diario. Si no tienes tanta suerte tendrás que preguntar a alguien, bajar a la calle a buscarlo en alguna tienda o localizarlo por Internet. Si ahora te pregunto por el valor que tiene ese producto para ti es posible que tardes un poco más en responder pero podrás hacerlo, e incluso indicar si ese producto es caro o barato en función de tus necesidades actuales. Y si ahora te pregunto ¿cuánto vales tú? ¿Cuánto tardarás en responder?
Las personas sabemos lo que cuesta todo aquello que tenemos a nuestro alrededor, e incluso el valor que tiene cada cosa para nosotros, pero nos sigue resultando complicado saber lo que nosotros valemos, en especial si nuestra autoestima está baja. Aunque es posible que no sepamos lo que valemos en este preciso momento existen ocasiones en las que podemos tener una idea más aproximada.
La primera ocasión en la que comenzamos a cuestionarnos nuestra valía es cuando tenemos un trabajo en el que no nos sentimos realizados. En este caso se suelen escuchar frases como «no me pagan lo suficiente para el trabajo que hago«. Nosotros creemos que el salario que nos pagan no se ajusta a lo que valgo, por lo que es posible que me revele contra mis superiores y les comience a pedir un aumento de sueldo antes de comenzar una huelga de brazos caídos si no me lo otorgan.
Otro momento en el que podemos identificar nuestro valor es cuando salimos al mercado de trabajo. Cuando estamos buscando trabajo de forma activa es cuando realmente podemos saber lo que las empresas me valoran, bien porque en las ofertas ponen el salario que ofrecen para realizar ciertas tareas o bien porque durante la entrevista me lo confirman o incluso preguntan directamente: «¿por cuánto te cambiarías de empresa?».
Aún teniendo el dato del salario sobre la mesa es posible que me siga costando saber cuánto valgo, ya que el valor como profesional es diferente al que tengo como persona, por mucho que a las empresas les parezca que el uno va integrado en el otro. Tal vez sea esta la razón por la que ninguna persona que se siente frente a ti durante una entrevista te pregunte: ¿mientes? ¿robas? ¿eres deshonesto? Porque además de ser preguntas que pueden considerarse políticamente incorrectas, es probable que se asuma que los candidatos vienen «de fábrica» con el kit completo de valores personales, o que vienen libres de pecado y que es «el poder el que corrompe a la persona«.
No obstante, en esta sociedad cuyo gobierno tiende hacia la kakistocracia y donde la corrupción de los altos directivos y cargos políticos está a la orden del día, no desmerecería mucho ni sería inadecuado comenzar a preguntar por los valores de la persona, e incluso que esta pregunta fuese recíproca, es decir, que el candidato la hiciera sobre la empresa, ya que podría darse el caso en el que los valores de la empresa fueran contradictorios con los suyos y le resultara imposible trabajar en dicho entorno.
En cualquier caso sería interesante ver la cara del candidato cuando la entrevistadora le pregunta ¿cuáles son tus valores personales? Su semblante, además de perder todo su color de golpe, sería todo un poema. Y de haber una respuesta ante tal interrogante es posible que incluyera alguna que otra mentira piadosa ante la que la entrevistadora tendría que poner casi la misma cara de desconcierto. Además, seguro que es más sencillo sacar leyes como la Sarbanes Oxley de 2002, que evita fraudes en las empresas que cotizan en la bolsa americana, que preguntar al candidato por sus valores.
El tener valores personales como la honestidad, la sinceridad o la lealtad no es algo retrógrado sino progresista, ya que son los empleados de la empresa y sus valores los que permitirán el progreso de la misma. Las personas debemos deshacernos de viejas ideas como el «todo vale para conseguir nuestro objetivo» y comenzar a valorar no sólo las habilidades técnicas de los candidatos para realizar las tareas encomendadas, o sus habilidades interpersonales para gestionar y liderar a los equipos, sino además las cualidades que los hacen ser personas de provecho, ya que son estas cualidades y valores los que reflejarán ante nuestros clientes, subordinados e incluso otras sociedades.
Etiquetas: autoestima, coaching personal, habilidades, identificar valores, kakistocracia, mentiras, valores
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