Archivos para la categoría ‘coaching personal’

Perdidos

lunes, 6 octubre, 2008

Perdidos es una serie americana, ganadora de un Globo de Oro y seis premios Emmy, que no sólo narra las aventuras de un grupo de supervivientes a un accidente aéreo en una isla del Océano Pacífico, sino que también es una metáfora sobre el ser humano, quien no puede salir de la isla donde ha sido confinado en el momento de su nacimiento.

Este accidente hace que cada uno de los supervivientes tenga una nueva oportunidad en la vida, sin embargo, el pasado de cada uno de ellos hace que actúen de una u otra forma en función de las circunstancias, habiendo veces en las que nos pueden parecer sus actuaciones de lo más ilógicas o irracionales.  Y no es hasta que nos muestran parte de ese pasado que no comprendemos realmente los motivos que tenían para ello.

Pero la serie también nos muestra que, aunque estemos atrapados en la isla y que nuestro pasado pueda afectar en las decisiones que tomamos en nuestro día a día, también podemos cambiar.  Para ello los guionistas de la serie introducen a John Locke.  Este supervisor de colecciones en una fábrica de cajas tiene la habilidad de cazar y vivir de los recurso que ofrece la isla, pero también tiene la cualidad de ver los recursos de cada uno de los supervivientes, por lo que podría ser el coach de la serie.

La cualidad de ver el potencial de las personas, unida a la fuerza de sus preguntas y a la potencia de sus visualizaciones hace que aquellos que se acercan a él tomen consciencia de su realidad y comiencen a enfrentarse a sus miedos, a sus retos, a su pasado, para así iniciar el cambio que los llevará a ser alguien mejor de lo que eran hasta el momento de conocerlo.

Como dijo John Locke en uno de los capítulos de la primera temporada: «el enemigo no está entre nosotros, sino en el interior de la isla«.  No importa que estemos confinados en un cuerpo toda la vida, ni que arrastremos un pasado, lo importante es que podemos cambiar y ser mejores.

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Coaching religioso

jueves, 2 octubre, 2008

La religión nos ha dado unos mandamientos que seguir, unas creencias en las que basar nuestros actos, una guía que seguir para no perder el camino  hacia la salvación.  Es cierto que durante los últimos años la iglesia ha intentado no estancarse en el pasado, y hasta tal punto ha llegado que hace unos días encontraba un blog donde una iglesia sudamericana, fundada no hace más de 25 años por un doctor y su mujer, abría un espacio para que podamos «edificarnos y conocer más acerca de Dios, su Palabra y Su voluntad«.

Pero los pastores de esta iglesia no se quedaban ahí, sino que además creaban una sección de coaching con el objetivo de que la persona pueda «encontrar esos dones únicos que posees, tus prioridades, y a eliminar cualquier obstáculo que te impida ser, hacer o tener lo que quieres.» Si la iglesia quería ponerse al día parece que ya lo ha conseguido entrando en el mundo de Internet y en el mundo del coaching.

Personalmente pienso que la iglesia tiene que estar acorde con los tiempos que corren y no ser algo que se queda anclado en el pasado, por lo que me alegra comprobar que hasta ellos piensan en el coaching como una herramienta útil para conseguir los objetivos que nos proponemos.  Sin embargo, a fecha de hoy seguía pensando que la función  principal de la iglesia era la de guiar a sus feligreses, la de orientarlos para que no pierdan el camino, para que no se alejen de esos mandamientos y esas creencias que desde niños nos han inculcado.  Algo así como un mentor, un tutor que nos aporta su experiencia para que podamos seguir creciendo.

Por eso me pregunto ¿cómo puede utilizar la iglesia el coaching de una forma no directiva?  ¿Cómo puede eliminar nuestras creencias limitantes cuando algunas nos las han inculcado ellos mismos?

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La metáfora del viento

martes, 30 septiembre, 2008

Después de practicar este verano kite-surf (ver Cómo motivar) me he dado cuenta de que una playa es como la cultura de un país.  Cada playa es diferente a la que está un poco más allá, y por muy cerca que esté la una de la otra, tienen corrientes, vientos y hasta arena diferente.  Lo mismo ocurre con los países, podemos tener la misma lengua, pero la entonación, los acentos, e incluso algunas palabras significan cosas diferentes.

Al entrar en la playa nos podemos encontrar con decenas de cometas rasgando los cielos, al igual que al entrar en una cultura nos encontramos con miles de personas caminando por las calles de sus ciudades.  Las personas entonces se convierten en cometas.  Algunas las veremos en el suelo, bien porque acaban de entrar en esa cultura, o bien porque acaban de estrellarse.  Otras estarán en lo más alto, en una zona neutral, en su zona de comodidad mirando a derecha e izquierda pero sin hacer nada.  Y las restantes habrán encontrado esa racha de viento que las lleva de un sitio a otro con una fuerza tal que es capaz de levantar por los aires a un adulto y hacer que tenga tiempo para hacer alguna pirueta antes de volver a tocar las olas.

¿Y cuál es el papel del coach?  El coach es la persona que va sobre la tabla, el deportista que mueve las líneas para que la cometa se mueva.  Pero cuidado, las líneas son las preguntas.  El coach no dirige a su cliente, no lo manipula (o no debería), sino que hace que sus preguntas lo muevan hacia el viento para que la cometa tome altura o atrape ese chorro de aire que lo arrastrará sobre las olas con una fuerza tremenda.

El objetivo del coach puede ser diferente en función del momento en el que coja la cometa.  Así, si la cometa está en el suelo, su función será la de elevarla poco a poco.  Su objetivo será el de aumentar la autoestima de su cliente, porque la razón de la cometa no es otra que volar ¡y puede!  Poco a poco irá alzándose sobre la tierra hasta llegar a lo más alto.  Esa altura a la que toda cometa puede llegar y donde ésta se siente orgullosa de ser lo que es.

Una vez en lo más alto, la función del coach cambia.  El coach comienza a sacar a la cometa de su zona neutral, de su zona de comodidad, moviendo las líneas de un lado a otro, haciendo preguntas.  El coach comienza a notar qué preguntas tienen una respuesta mejor, dónde se aprovecha mejor la fuerza del viento.  El coach tiene que estar pendiente de esas respuestas.  Y una vez encontradas las respuestas con mayor energía intentará mantener a la cometa en esa zona a través de sus preguntas, para así comenzar a desplazarse del lugar en el que se encuentran a otro diferente.

Por último, mientras se desplazan por las olas, el coach deberá intentar que la cometa siga con ese impulso sin salirse de la racha de viento y dejándose llevar por el cliente, pero sin olvidarnos que son las preguntas que él hace las que consiguen que el cliente se mantenga dentro de esa corriente de aire.  Y como observamos, el coach acompaña en todo momento a su cliente en el proceso.

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La crisis de los 40

domingo, 28 septiembre, 2008

En el artículo «El coach de mi vida» hemos visto que las crisis pueden aparecer a cualquier edad.  Sin embargo, es curioso cómo al acercarse a los 40 uno empieza a oír más a menudo lo de «la crisis de los 40«.  Parece como si a esta edad se diera un cambio brusco en el curso de la vida del ser humano, llegando a oirse cosas como «se ha comprado un deportivo» o «está saliendo con un veinteañero«. Pero ¿qué tiene de diferente esta década con respecto a las anteriores?  ¿Y si las repasamos brevemente?

A los 20 años parece que la gente comienza a mirarte con otros ojos.  El adolescente que llevabas dentro se ha desvanecido, dando paso a ese adulto que siempre quisiste ser.  Esta transformación parece haber tocado también tus cuerdas vocales, porque ahora la gente te escucha cuando comentas algo.  Los universitarios más veteranos, quienes hasta hace poco te trataban como un «novato» más, ahora te tratan como a uno de los suyos.  Has desarrollado un sentido de la orientación fuera de lo normal para moverte entre las aulas a través de los laberínticos pasillos de la facultad, al tiempo que te mueves con desparpajo entre las fiestas de las diferentes facultades e incluso universidades de tu ciudad.  El único vínculo que te une al colegio son esas miradas y esos susurros de las personas que se encuentran a punto de finalizar y que dicen «¡está en la universidad!«.

Durante la primera mitad de la década existe un crecimiento cultural progresivo que nos permitirá encontrar y desarrollar nuestra profesión durante la segunda mitad de forma más cómoda.  Durante estos 10 años el ser humano está en constante crecimiento, por lo que parece complicado entrar en crisis, lo cual no quita para que se pueda entrar en ella cuando comenzamos a trabajar en una empresa, nos mudamos a una ciudad nueva a trabajar, etc.

A los 30 años parece que, después de varios años trabajando, uno ya tiene cierta soltura en el mundo profesional en el que se mueve.  Es posible que haya cambiado de trabajo una vez, por lo que sabe cómo funcionan las diferentes empresas y el mundo laboral.  Los clientes te empiezan a respetar por lo que vales, y escuchan tus propuestas, mientras que con tus amigos intercambias contactos para ampliar tu red profesional.

En esta década comienzas a plantearte tus objetivos profesionales y personales.  Desde vivir con tu pareja, casarte y tener hijos, hasta el puesto y la empresa en la que quieres trabajar.  Esta década sigue siendo una década de crecimiento personal muy importante en nuestras vidas que puede culminar con el nacimiento de nuestro primer hijo, el llegar al puesto deseado dentro de tu empresa o cualquier cosa que te hayas propuesto.  Obviamente durante esta etapa también el ser humano puede tener sus crisis personales que pueden venir dadas por la ruptura de una relación de varios años, el despido de la empresa, la dificultad para concebir un hijo, etc.

Y llegamos a los 40, una década donde las mujeres están radiantes y algunos hombres parecen haber comprendido a sus compañeras un poco más.  Una época en la que, si bien te sigues desarrollando como persona y como profesional, lo haces de forma más pausada.  Tus hijos comienzan a requerir un poco más de tu tiempo y la solución a los nuevos problemas que se te plantean con ellos también requieren de un mayor análisis.  En el trabajo ya estamos bien posicionados, y los escalones que nos quedan hasta llegar a la cima los tenemos controlados y claros.

Esta época debería ser aquella en la que uno comienza a mimarse, en la que comienza a disfrutar de la vida y de las personas que le rodean.  Sin embargo, por alguna razón, algunos seres humanos entran en esa fatídica crisis, la cual puede venir precedida de un evento traumático, como un divorcio, la muerte de un familiar cercano, el despido de la empresa, etc.

¿Quién sufre la crisis?  A menudo aquellas personas quienes no han encontrado un sentido a su vida, personas que aparentemente lo tienen casi todo, pero que no se han mirado a si mismos.

¿Cómo podemos salir de esa crisis? Preguntándonos ¿Y si mi vida acabase ahora?  Esta pregunta tiene la suficiente fuerza como para hacernos pensar en aquellas cosas que realmente son importantes para nosotros, permitiéndonos centrar nuestros objetivos y dar un sentido a nuestra vida.

Y para comenzar todo este proceso me quedo con la última frase de «El coach de mi vida«: «Es hora de ponerse las pilas, todos tenemos nuestro lugar en el mundo, conformarse no es bueno. Cámbialo!!«

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El coach de mi vida

sábado, 27 septiembre, 2008

Hoy por fin he tenido tiempo de leer unos pensamientos que mi prima me envió esta semana.  En su email decía que hablaba de mi, pero supuse que estaría relacionado con alguna de las iniciativas que tenemos entre manos – entre ellas la imagen de «my coach»-, de las ideas que se nos ocurren durante los «brainstorming» o de las risas que nos echamos con los dobles sentidos cuando «chateamos«.  Vaya, las típicas cosas entre primos.

Sin embargo, su escrito muestra las dudas, los miedos y los retos que pasan por la cabeza de una brillante profesional y una excepcional persona, y no sólo porque lo digo yo que soy su primo al fin y al cabo, sino porque lo demuestra el trabajo que ha estado realizando conmigo y que en breve podréis comenzar a ver, porque lo dice una de las grandes empresas de México que le ha dado la dirección del área de estilismo y porque ahora, también lo dice la revista Vogue.

Y ahora, como su primo, os invito a leer los párrafos de abajo, y como coach me quedo con su última frase: «Es hora de ponerse las pilas, todos tenemos nuestro lugar en el mundo, conformarse no es bueno. Cámbialo!!«.

EL COACH DE MI VIDA

Siempre me he considerado luchadora, o tal vez es un rol que asumí yo sola cuando decidí que soy una chica dura, fuerte y que puedo con todo… todo mentira. No hay ser humano que pueda solo. Hay gente que recurre a la religión, al poder superior o a lo que pueda para que le “ayuden”. Mi corta experiencia me dice que a la gente le cuesta pedir ayuda, es como mostrar una debilidad, como asumir que no sabes, que no puedes, que no eres perfecto. Y cuando la pides casi nunca obtienes respuestas como te gustaría, por lo mismo, porque no estamos “preparados” para oír los problemas o cuestiones ajenas.

No es que así pensemos conscientemente…yo nunca lo había pensado así de claro, pero nunca había pedido ayuda… la vida me ha llevado por diferentes tipos de retos, unos personales, familiares y relacionados con los tópicos de toda la vida, y otros, desde hace un tiempo con mi futuro. Me empecé a dar cuenta que tenía demasiadas ideas de futuro, que no sabía elegir, que no sabía hacia dónde tirar. Lo único que sabía es que llegado a ese punto lo que me fallaba era mi autoestima. Me estaba deprimiendo. Me dieron un trabajo increíble en México, a donde me mudé. Con 25 años tenía un puestazo a cargo de toda la imagen de una gran compañía de moda. Pero…no me llenaba…quería llegar a más y no sabía como, ni lo que quería! No me creía suficiente buena para nada, todos mis fantasmas del colegio (era malísima estudiante) volvieron de la nada, se comieron a mis logros de la carrera, o de mis antiguos trabajos…me empecé a agobiar, a pensar que no tendría más salida que quedarme en el puesto en el que estaba, que era super bueno, pero no lo suficiente, no me llenaba…

Un día de milagro me llegó un mail. Bueno, no fue milagro, porque venía con el nombre de mi primo mayor. Qué sorpresa! Al abrirlo vi que era un link a su blog, para enseñarnos a todos uno de sus artículos. Lo leí, sin la verdad pensar que eso era algo que podía serme tan útil. Al terminarlo mandé un mail super sincero a mi primo, dándole la enhorabuena por su trabajo, preguntándole qué hacía y cómo había llegado allí. Repito, sin ánimo ni sospecha de que eso me podía cambiar la vida…

El último párrafo del mail le contaba de mi. Estaba tan triste que ni me di cuenta que mi mail fue prácticamente de socorro. El resumen era “no sé qué voy a hacer con mi vida”. Vivo en México desde hace 4 meses, así que si sumas la adaptación normal a un país de este calibre, a mis dudas o problemas de futuro os imagináis cómo podía estar. A todo esto, mis 25 recién cumplidos no me ayudaban en un mundo de mayores, de responsabilidades y decisiones (le llamé la crisis de los 25, ja, ja). Bueno, al día siguiente tenía la contestación, lo que menos me esperaba era el mail que recibí. Era el de un profesional. Me planteó unas preguntas. Quedamos en “hacer los deberes” para llegar a alguna conclusión. Solo cuatro mails después mi vida había cambiado. Entrelineas se podían leer frases de ánimo, mientras me planteaba ciertas cosas para poner en orden mi cabeza.

No voy a alargar el tema, pero solo quería compartir que a día de hoy, solo unas semanas después, toda la energía que utilizaba en mis miedos, baja autoestima y “no sirvo” la he canalizado a “si puedo”, ilusiones y fuerza. He conseguido ir contenta a mi trabajo, y al cambiar yo, ha cambiado mi alrededor, dándome la oportunidad de tener trabajos extras que me llenan. Me ha llamado la revista Vogue, uno de mis sueños, para colaborar en estilismos y sesiones fotográficas donde puedo dejar volar mi creatividad. Y tengo dos proyectos con mi primo para dar a conocer mi trabajo y poder crecer hacia donde ya he decidido que quiero. Porque aunque aún no sé si soy buena, y seguro hay gente mejor, amo mi trabajo, y lo quiero compartir. Es increíble. Jamás lo pensé. Es la mejor sensación que me podían enseñar. Jamás me he atrevido a enseñar nada, ni mucho menos a querer compartirlo con la esperanza que a alguien le llegue.

En realidad todos tenemos eso dentro, solo que a veces los malos pensamientos nos evita verlo. Para eso existe gente como mi primo, con ganas, ideas y fuerza. Es alguien con la capacidad de trasformar todo lo que está impidiendo que seamos nosotros mismos. Os recomiendo despojaros de esos pensamientos, de esas manías, de esos miedos, de esas enseñanzas que llevamos desde pequeños y con las que muchos no nos identificamos, os recomiendo pedir ayuda. No pasa nada, no es nada malo. Ni siquiera hay que tener un problema (al que él llama retos) solo hay que querer “otro punto de vista”, y funciona.

Es hora de ponerse las pilas, todos tenemos nuestro lugar en el mundo, conformarse no es bueno. Cámbialo!!

Tessa Muga

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El arte de seducir

lunes, 22 septiembre, 2008

¿Cuál es la ventaja que George Clooney, Alejandro Sanz o Ricky Martin tienen sobre nosotros a la hora de seducir a una mujer?  Algunas de las respuestas que podríamos oír serían «¡Son guapos!«, «¡Son famosos!«, «¡Tienen dinero!«.

Efectivamente, nada de eso les falta, pero ¿y qué más?  ¿Qué es lo que han hecho?  ¿Qué más se te ocurre?  ¿No es cierto que cuando ellos aparecen en escena, el resto de los mortales desaparecemos, nos hacemos invisibles?  Por mucho que saltemos, por muy fuerte que gritemos, por muchos insultos que profiramos hacia esos famosos… ¡ellas nos ignoran!

¿Cuál es por tanto el primer paso en el arte de la seducción?  Cualquier persona que quiera ser un buen seductor debe obtener la atención de la persona a quien quiere seducir.

¿Cómo obtengo la atención de la otra persona?  A continuación listo las mejores maneras:

Aunque ya he hablado de lo beneficioso de la sonrisa en mi artículo «Sonría, por favor«, vuelvo a insistir en el tema, ya que las mujeres aman al hombre que las hace reír, y es posible que de ahí provenga la frase de Woody Allen «No temas al hombre apuesto que se acerca a tu mujer, sino al que la haga reír«.

La risa cambia el estado fisiológico y el enfoque mental que experimentan las personas, interrumpiendo su patrón de pensamiento, y pudiendo reenfocarlo hacia aquello que más te interese en ese momento.

¿Qué ha pasado cuando estabas de mal humor y un amigo te ha hecho reír?  Te has encontrado mejor ¿verdad?  ¿Y por qué no hacer que la persona que te gusta se sienta mejor?  Este interruptor, que es el humor, te permitirá acercarte a cualquier persona y obtener su atención.

Una vez tengas su atención debes mantenerla enfocada en ti, para lo cual es importante actuar como el hombre perfecto.

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El hombre perfecto

domingo, 21 septiembre, 2008

Al salir a la calle podemos ver a mujeres hermosas con hombres que no tienen el físico de un joven galán ni la musculatura de Stallone.  ¿Qué hace que estos hombres sean «perfectos» para estas mujeres?

Estos hombres han conmovido la sensibilidad de sus compañeras.  Son maestros en el arte de escuchar y se muestran receptivos en todo momento a lo que la mujer que los acompaña tiene que expresar.  Son el confidente ideal.  Así cautivan su sensibilidad.

Pero la sensibilidad no es sólo escuchar y hablar, sino los gestos y las actitudes necesarias para que su deseo se desate.  Estos gestos se descubren mediante el diálogo.  Y es gracias a este diálogo que uno puede percibir la singularidad entre una mujer y otra.

¿Cómo puedo encontrar la sensibilidad de mi compañera?  A través de preguntas abiertas que permitan recabar información sobre lo que le gusta, sus penas y sus alegrías.  Hay que elaborar preguntas que comiencen por: Qué, Cómo, Dónde, Cuándo y Cuánto, las cuales dan pie a respuestas con mayor contenido e información que aquellas que generan sólo una respuesta monosilábica.

Adicionalmente hay que practicar la escucha activa, la cual permitirá generar nuevas preguntas y nos evitará caer en los errores más comunes del «hombre imperfecto«.  El típico «¡es que no me escuchas!» es un aviso para saber si vamos por el buen camino.  Si lo oímos muy a menudo… ¡algo estamos haciendo mal!

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Autosabotaje

viernes, 19 septiembre, 2008

La Real Academia define el sabotaje como una «oposición u obstrucción disimulada contra proyectos, órdenes, decisiones, ideas, etc.»  Y si hablamos de disimulo… ¡quién mejor que uno mismo para que no te des cuenta de nada!

Así que podemos entender el autosabotaje como la oposición de «mi yo más interno» contra mis proyectos, decisiones, ideas, etc..  ¡Qué locura! – podrá decir más de uno.  Sin embargo ¿no te ha pasado alguna vez que…

¡Eso es autosabotaje!  ¿Y cuáles son las causas más frecuentes?

El autosaboteador actúa impidiendo la conducta deseada con diversas tácticas, algunas de las cuales menciono a continuación:

Y tu autosaboteador ¿cómo funciona?

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Crisis vitales

jueves, 18 septiembre, 2008

¿Qué es una crisis vital?  Las crisis vitales son acontecimientos que hacen que nuestra vida cambie de repente, que tome un rumbo nuevo.  Las más importantes son:

¿Qué ocurre en estos casos?  Todo trauma tiene unos síntomas asociados, lo que se conoce como «estrés postraumático«.  La American Psychiatric Association recoge en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales los síntomas de estrés postraumático, de entre los que cabe destacar: la dificultad para conciliar o mantener el sueño; la irritabilidad; la sensación de desapego frente a los demás; los recuerdos recurrentes, y el malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos que recuerdan algo del acontecimiento traumático.

¿Cuánto pueden durar estos síntomas?  No soy yo el experto a quien consultar sobre este punto, pero el refranero popular es sabio en estos temas, y dice: «El tiempo lo cura todo«.  Y así es.  Cada persona tiene su ritmo.  Unos pueden tardar más y otros menos, pero todos pasan por las siguientes fases donde la percepción de su propia competencia sube y baja como una montaña rusa.

Las fases de la actitud ante los procesos de cambio no intencional son:

  1. Sorpresa.  La percepción de nuestra propia competencia cae, pero sin llegar a ser muy acusada.
  2. Negación.  Durante esta fase la percepción de nuestra competencia sube hasta niveles similares a los que teníamos antes del evento traumático.
  3. Reconocimiento racional.  Durante esta fase la percepción de nuestra competencia comienza a bajar de forma vertiginosa.
  4. Aceptación emocional. Es el momento más bajo de todo el proceso.  Es cuando «tocamos fondo«.
  5. Experimentar (y permitir errores). Nuestra percepción comienza a subir, pudiendo situarse en niveles superiores a los que teníamos antes del acontecimiento.
  6. Entendimiento, integración. La percepción de nuestra competencia sigue aumentando con el tiempo.

¿Cómo puedo facilitar el cambio?  El proceso para facilitar este tipo de cambios es el siguiente:

  1. Aceptar que estoy involucrado en un proceso de cambio.
  2. Identificar los obstáculos y enfrentarlos.
  3. Clarificar mi intención de cambiar.
  4. Escuchar y atender las relaciones.
  5. Diseñar acciones y comprometernos a ejecutarlas.
  6. Disfrutar del proceso.

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Quiero ser feliz

martes, 16 septiembre, 2008

No es la primera vez que cuando le pregunto a alguien «¿Qué quieres?«, me responde «¡Ser feliz!«.  Y no es raro oír esta respuesta, porque la felicidad nos engancha como si de una droga se tratara, haciendo que queramos ser felices durante más tiempo, en más lugares y con más gente.  Incluso se la deseamos a nuestros seres más queridos para que ellos también puedan disfrutar del placer de ser felices.

Pero ¿dónde está la felicidad?  Cuenta la leyenda que en el principio de los tiempos se reunieron varios demonios para hacer una travesura.  Uno de ellos dijo: «Debemos quitarles algo a los humanos, pero ¿qué les quitamos?«.  Después de mucho pensar uno dijo: «¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar

¿Y dónde la escondieron? Los que hayan respondido que la felicidad está fuera de uno mismo… ¡buena suerte!  Los traviesos demonios escondieron la felicidad dentro de nosotros.  Si realmente queremos ser felices tendremos que buscar la felicidad dentro de nosotros.  Y aunque la felicidad no tiene por qué ser la misma para todas las personas, sí depende de las condiciones internas de cada uno.

Y ¿cómo encuentro la felicidad dentro de mi?  Hay un medio seguro.  Consiste en controlar nuestros pensamientos.  Shakespeare dijo «Nada es bueno o malo, sino que el pensamiento es lo que hace que las cosas sean buenas o malas.«

No es lo que tenemos o lo que somos o dónde estamos lo que nos hace felices o desgraciados, sino lo que pensamos acerca de todo ello.  Dos personas pueden trabajar en el mismo cliente, realizando las mismas tareas y ganando lo mismo a fin de mes, pero una es feliz y la otra no.  ¿Qué es lo que cambia?  Su actitud mental.

¿Y cuán feliz puedo ser? Abraham Lincoln lo señaló una vez con las siguientes palabras: «casi todas las personas son tan felices como se deciden a serlo«.

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