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Tengo razón
jueves, 17 marzo, 2011
En 1799 Goya realizó el grabado “el sueño de la razón produce monstruos”. Aunque la explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado reza que “La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas” ¿no es cierto que cuando una persona cree tener la razón se la nubla el pensamiento y se vuelve un monstruo?
Efectivamente, cuando creemos tener la razón sobre algún tema que se saca a debate, se nos nubla el pensamiento y hacemos todo lo posible por ratificar nuestro punto de vista, sin tener en cuenta a la otra persona ni el objetivo que queríamos conseguir inicialmente, aunque este sea pasar un rato agradable con los amigos o llegar a un acuerdo con mi pareja.
Nuestra prioridad ahora es presentar los argumentos necesarios para convencer a nuestro público. No importa lo que tengamos que hacer, ni el tiempo que nos lleve, lo más importante es obligar a la otra persona a obrar razonablemente en base a nuestras creencias y a nuestros criterios.
¿Cuántas veces habremos oído decir: “Esto es así porque lo digo yo”? Son nuestras creencias las que nos hacen creer que estamos en posesión de la verdad, las que nos hacen creer que tenemos razón. Y son estas creencias, el creer que estamos en poder de la verdad absoluta, lo que nos saca al monstruo que llevamos dentro. Un monstruo cuyo único sueño es tener razón. Y este sueño, a su vez, nubla nuestro objetivo, independientemente de cuál fuera inicialmente.
El tener razón es como la droga que probó el Dr Jekyll, convirtiéndose así en Mr Hyde. En 1886 Robert Louise Stevenson nos mostraba cómo una droga creaba una personalidad separada dentro de la cual los impulsos malignos del Dr Jekyll eran canalizados.
Mr Hyde no es más que el “Señor Escondido”, esa persona que no queremos que los demás descubran que llevamos dentro, pero que con ciertos estímulos aparece de manera irrefrenable. Uno de esos estímulos es el tener razón.
Para evitar este tipo de situaciones en las que podemos llegar a menospreciar a las personas que tenemos frente a nosotros es importante tener presente cuál era nuestro objetivo inicial. Lo que debemos alcanzar es ese objetivo marcado, y no el tener razón. Si mantenemos en mente nuestro objetivo es posible que no nos convirtamos en temibles monstruos con los que no se puede dialogar y pasemos a convertirnos en personas afables con las que se puede negociar.
Es cierto que todos llevamos un monstruo dentro de nosotros, pero está en cada uno de nosotros el que ese malévolo ser pueda hacer su presencia o no. Incluso si la hace de forma esporádica, está en uno mismo el hacer que desaparezca de nuevo y volvamos a ser un tranquilo Doctor que busca el bienestar de sus pacientes.
¿Es tan importante para ti tener razón que eres capaz de sacar al monstruo que llevas dentro? ¿Quién es la persona con la que luchas a muerte por tener razón?
Estrategias de genios
miércoles, 24 septiembre, 2008
En su libro «Strategies of genius«, Robert Dilts analiza los procesos cognitivos de cuatro individuos excepcionales: Aristóteles, el Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle, Walt Disney y Wolfgang Amadeus Mozart. El propósito es ayudar a enriquecer nuestra percepción de la realidad de tal forma que podamos encontrar más opciones para actuar eficazmente y ecologicamente en nuestras vidas.
Así, aunque existen diferencias entre estos individuos, algunos patrones comunes emergen de la información recabada por el autor. Los diez elementos principales que parecen ser comunes a todos los genios del estudio son:
- Tienen una desarrollada habilidad para visualizar: Mozart visualizaba sus composiciones en su mente como si de un cuadro o estatua se tratara. Disney afirmaba que era esencial que una persona fuera capaz de ver en su mente cómo encajaban las diferentes piezas de una historia. Holmes enfatizaba la observación visual y la imaginación.
- Han desarrollado numerosos enlaces entre sus sentidos: Mozart puede ser el mejor ejemplo, ya que sentía, veía y hasta saboreaba la música; si bien Disney demostró en trabajos como Fantasia su habilidad para solapar sus sentidos.
- Utilizan múltiples perspectivas: Aristóteles buscaba diferentes tipos de causas en sus análisis y comprobaba sus premisas y silogismos a través de varias conversaciones verbales. Disney usaba sistemáticamente diferentes perspectivas, tales como tomar una «segunda opinión» a sus historias y planes.
- Han desarrollado una alta habilidad para cambiar entre posiciones perceptivas: Holmes se ponía en la posición de su presa mientras la investigaba. Miguel ángel podía ponerse en la posición de un trozo de piedra «Yo no hago la estatua. La estatua está dentro del marmol esperando a que la libere. Yo cincelo hasta que la libero». Mozart afirmaba que sus sinfonías más o menos se escribían solas llegados a un punto.
- Habilidad para moverse atrás y adelante entre diferentes trozos y niveles de pensamiento: Aristóteles y Holmes comenzaban con «masas confusas» de información que inicialmente troceaban en detalles y elementos más específicos. Luego tomaban los detalles y reconstruían la «gran imagen».
- Mantienen un bucle de retroalimentación entre lo abstracto y lo concreto: eran capaces de moverse entre los modelos abstractos y los principios y expresiones específicas de esas abstracciones. Esto formaba un círculo que les permitía refinar sus ideas y teorias del mundo concreto.
- Balance de funciones cognitivas: Soñador, realista y crítico: Aristóteles expresaba sus ideas por escrito. La mayor fortaleza de Disney era su habilidad para transformar sus sueños en expresiones tangibles. Mozart escribió sus sueños musicales en forma de notas.
- Realizan preguntas básicas: Aristóteles definió cuatro preguntas básicas que continuamente preguntaba y un proceso para comprobar sus asuncines y premisas. La música de Mozart era el resultado de una duda constante sobre si «dos notas se aman entre si».
- Utilizan metáforas y analogías: Holmes afirmaba que sus métodos estaban basados en «la mezcla de imaginación y realidad». Aristóteles constantemente ilustraba sus ideas con ejemplos y analogías.
- Tienen una misión más allá de su indetidad individual: una característica común de los genios es que perciben que su trabajo viene de algo y sirve a algo más grande que ellos mismos. Aristóteles buscó los principios fundamentales en toda la naturaleza. Mozart afirmaba que su musica «encendía su alma» y daba las gracias a su creador por el regalo divino.