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Tocar fondo
sábado, 19 febrero, 2011
El cierre de la empresa, el fallecimiento de un hijo o una ruptura de pareja pueden ser consideradas como crisis vitales, o lo que es lo mismo, momentos en los que nos sentimos desbordados, donde cualquier cosa, por insignificante que sea, parece un problema; y donde estos tienen la habilidad de acumularse unos encima de otros impidiendo que tomemos buenas decisiones.
Algunos analistas económicos dicen que “aún cuando se ha tocado fondo, se puede rascar un poco más”. Esto significa que aunque parezca que la cosa no puede ir peor, aún puede empeorar si no se ponen los medios para remediarlo.
Esta teoría macroeconómica la podemos aplicar en nuestra vida, basta con recordar alguna situación en la que algo nos haya ido mal, digamos una ruptura sentimental. Seguro que en el mismo momento en el que estabas rompiendo con tu pareja ocurrieron otra serie de eventos desafortunados: comenzó a llover, se pinchó la rueda del coche, no llegó el autobús, llegaste tarde a una entrevista de trabajo o te lesionaste al correr para llegar a tu cita.
El libro “El secreto” nos muestra cómo las personas atraemos hacia nosotros acontecimientos similares a nuestro estado de ánimo. Así, si yo pienso que me van a robar la bicicleta, es muy probable que cuando salga del gimnasio me la hayan robado. O que en función de cómo gestione un accidente doméstico, mi día puede ser de una u otra forma (negativo o positivo).
Si bien no vamos a entrar ahora a discutir si está teoría tiene sentido o no, si me gustaría llamar la atención sobre cómo gestionamos ciertos sucesos en nuestro día a día.
La gestión de estos acontecimientos es muy importante, en especial si son negativos. Todo suceso negativo tiene una repercusión sobre nuestra psique. Nuestras emociones suelen salir a relucir en estos casos y tendemos a dejar el raciocinio para otro momento más apropiado, aunque no sepamos cuándo.
Es posible que un acontecimiento aislado no nos desborde si éste no ha sido muy grave. Sin embargo, si en un periodo de tiempo muy corto tenemos varios hechos de la misma índole, es posible que los sucesos nos empiecen a superar y nos desmoronemos psíquica y físicamente.
Para no derrumbarnos en momentos de extrema tensión debemos pedir ayuda a las personas que nos rodean para que nos sirvan como válvula de escape inicial. Esa mano nos sirve como punto de apoyo para no hundirnos en lo más profundo del abismo en el que nos ahogamos.
También, al comentar las cosas con otra persona, podemos escuchar lo que estamos diciendo, permitiendo que seamos conscientes de algunas de las cosas que tenemos en nuestra cabeza pero que todavía no las habíamos verbalizado y, por tanto, escuchado.
Aunque es cierto que los amigos y familiares quieren lo mejor para nosotros, no es menos cierto que cuando les contamos nuestras penas, en especial cuando perciben que estamos desbordados, su instinto les impulsa a tomar las riendas de la situación, incluso en ocasiones hacen propios nuestros problemas. En otros casos no cesan de darnos consejos para que salgamos del entuerto, lo cual, muchas veces, no sabemos si es peor que lo anterior.
A las personas que nos rodean y que tienen un vínculo sentimental con nosotros las cuesta percibir si estamos preparados para resolver el problema que nos trae de cabeza en ese momento o no, por lo que la presión que puede ejercer su voz de Pepito Grillo sobre nosotros puede ser más destructiva de lo que imaginaban, por mucho que crean que nos ayudan en ese momento.
Pedir un poco de tiempo y espacio para respirar no es algo anormal en estas situaciones, ya que en una situación de ahogo lo primero que buscamos es un poco de aire. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que el problema lo debemos resolver nosotros, y que el salvarse depende exclusivamente de uno mismo. No importa cuanto nos quieran las personas de nuestro entorno, ni las ayudas que puedan ofrecernos, que si no queremos salvarnos, poco podrán hacer ellos por sacarnos del agua.
¿Y qué situación te impide actualmente proseguir con tu vida y hace que te sientas desbordado?
El yo disponible
domingo, 13 diciembre, 2009
Muchas veces nos encontramos con personas a las que damos consejos en función de nuestra experiencia personal para que su vida les vaya algo mejor. Sin embargo, también son muchas las ocasiones en las que esos consejos caen en saco roto, no surten ningún efecto, nada cambia en esa persona, sólo conseguimos que aumente nuestra frustración al ver que todo sigue igual ¡a pesar de los maravillosos consejos que he dado!
Cierto, los consejos han podido ser muy buenos, no obstante debemos comprender a la otra persona. Debemos comprender que esa persona puede tener ciertas obsesiones que la están bloqueando en ese momento, impidiendo que pueda actuar en la dirección que quiere.
Para que una persona pueda actuar para conseguir sus objetivos tiene que estar disponible, no debe tener ninguna interferencia que la impida actuar en la dirección marcada, es entonces cuando decimos que tiene el yo disponible y puede comenzar a cambiar su vida.
Para que el coaching sea efectivo, el cliente tiene que estar libre de impedimentos para alcanzar las metas marcadas, tiene que estar disponible. De igual forma, las personas con las que nos topamos cada día tien