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Somos novios
viernes, 11 febrero, 2011
Entre los seis y los once años pasamos por una etapa de rechazo absoluto hacia el sexo contrario. Nuestra falta de control sobre nuestro lenguaje corporal nos delata cada vez que alguna persona del otro género nos atrae. Esto hace que ante la afirmación de “¡Juanito tiene novia!” o “¡A María le gusta Pedro!” con cierto retintín, perdamos el juicio y nos abalancemos a la rodilla -su yugular todavía nos queda muy alta- de la persona que ha osado decir tal atrocidad.
Con el paso del tiempo las personas del sexo contrario nos comienzan a atraer cada vez más, y el hecho de estar con ellas nos agrada. De hecho buscamos activamente el mantener relaciones duraderas con esa persona que ha llamado nuestra atención. Y aunque con la edad hemos aprendido a ser discretos y a controlar nuestras emociones en público, nuestro lenguaje corporal nos sigue delatando cuando estamos junto a esa persona delante de los amigos. No importa que aseveremos por activa y por pasiva que “sólo somos amigos”, ellos perciben que existe algo más.
El trato al supuesto “amigo” revela de forma inequívoca nuestras intenciones para con él. El arreglarle el cuello de la camisa, el compartir una misma copa de vino, la posición que adoptamos al sentarnos en un grupo de personas, o el sutil roce en la rodilla al levantarse de la silla, hace que el resto de los presentes perciban algo más que una mera amistad entre los supuestos amigos.
La comunicación no verbal es fundamental durante el cortejo de la pareja, pero también lo es después. La complicidad que podemos adquirir en muy poco tiempo con la otra persona depende de la empatía que tengamos con ella y de la capacidad de observación que hayamos desarrollado con el paso de los años. De esta forma, una sola mirada es suficiente para saber lo que la otra persona está pensando, cómo se lo está pasando, o lo que quiere hacer cuando se vayan los invitados.
Es posible que a partir de los cuarenta no nos importe que nos pongan a ciertas personas como pareja, de hecho algunos padres están deseando que sus hijos tengan por fin una relación estable para que se vayan de casa de una vez por todas. Pero también es posible que en ocasiones tengamos una pareja y no nos hayamos percatado de ello ¿con quién coqueteas furtivamente? ¿Quién te roza o te mira y aún hoy te sonroja al hacerlo?
Testimonios de un “coachee”
lunes, 18 agosto, 2008
Todo el mundo puede decir lo bueno que es en su trabajo, lo que puede aportar a su cliente (sea este una organización o un individuo), pero la sociedad nos demanda algo más, quiere tener la certeza de que eres bueno, de que le puedes ayudar con sus problemas, que tienes experiencia en algo similar a lo que él te quiere plantear, busca esa referencia, ese testimonio que le aporte la tranquilidad que busca.
Este post lo dedico a mis clientes y a sus testimonios, los cuales os pueden aportar mucho más de lo que yo haya escrito durante las últimas semanas:
«El coaching a fecha de hoy, está suponiendo un reto no sólo a nivel profesional sino también personal porque gracias a éste estoy consiguiendo focalizar y encaminar mi carrera profesional hacia nuevos proyectos personales que siempre he deseado afrontar pero que hasta ahora no he sabido darles forma. Al mismo tiempo está sacando un potencial y unas posibilidades que estaban, por decirlo de aluna manera, dormidas, obligándome a comunicarme y dialogar con mis propios miedos, inseguridades y deseos, con el fin de materializar en nu tiempo definido el proyecto que actualmente se está gestando.» (R.C.)
«Tuve conocimiento del coaching como técnica de explorar y desarrollar las capacidades de cada uno de nosotros, y aplicarlo a nuestra profesión y a nuestra vida hace unos años a través de una revista. Ya entonces me pareció bastante interesante. Actualmente, en una fase de búsqueda y crecimiento personal, me surgió la ocasión de ser entrenada por un coach y no lo dudé. Claramente me pareció una oportunidad de lujo el tener un entrenador que me ayude con el conocimiento sobre mí misma y mi manera de enfrentarme a las cosas para conseguir mis objetivos profesionales y vitales.» (C.P.)
«El coaching ha sido muy útil para mi, a nivel personal y profesional. Personalmente porque me ha ayudado a comprender el por qué de mis actuaciones, partiendo de sentimientos muy arraigados, que lejos de facilitar la convivencia, podían ponerla en peligro.
Esta concreción la he trasladado de inmediato al plano laboral, de modo que he aprendido a marcar tiempos, sintetizar tareas, establecer prioridades adecuadas, sin menoscabar el trato personal adecuado que conlleva mi puesto de trabajo con múltiples solicitantes de información. Esto ha permitido que la comunicación con superiores y con clientes sea más fluida y relajada, mejorando la operatividad y aumentando el dinamismo de la gestión diaria. Así se han eliminado prácticamente todos los tiempos muertos que ralentizaban la actividad.
Por último, las sesiones han contribuido notablemente a mejorar mi capacidad de ezpresión, ayudando a encontrar las dificultades propias del trabajo y de las relaciones con los demás y,por otra parte, a aumentar la empatía, tan necesaria en los procesos interpersonales.» (M.M.)
«Debido a mis circunstancias, estoy pasando unos momentos bastante difíciles de salud, trabajo y familia, o sea, me han crecido los enanos.
En un principio, me sentía bastante agobiado y desorientado, ya que tengo muchas incógnitas que pueden inclinar mi futuro hacia un lado u otro de la balanza.
Entonces conocí por medio del coaching cómo saber canalizar la energía para tomas las decisiones más adecuadas ante un problema real, y también me está enseñando a sacar el lado positivo de las cosas. Puedo decir que me está ayudando a reflexionar sobre lo que realmente importa a la hora de valorar una situación de cambio en la vida.» (J.C.)