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La metáfora del viento
martes, 30 septiembre, 2008
Después de practicar este verano kite-surf (ver Cómo motivar) me he dado cuenta de que una playa es como la cultura de un país. Cada playa es diferente a la que está un poco más allá, y por muy cerca que esté la una de la otra, tienen corrientes, vientos y hasta arena diferente. Lo mismo ocurre con los países, podemos tener la misma lengua, pero la entonación, los acentos, e incluso algunas palabras significan cosas diferentes.
Al entrar en la playa nos podemos encontrar con decenas de cometas rasgando los cielos, al igual que al entrar en una cultura nos encontramos con miles de personas caminando por las calles de sus ciudades. Las personas entonces se convierten en cometas. Algunas las veremos en el suelo, bien porque acaban de entrar en esa cultura, o bien porque acaban de estrellarse. Otras estarán en lo más alto, en una zona neutral, en su zona de comodidad mirando a derecha e izquierda pero sin hacer nada. Y las restantes habrán encontrado esa racha de viento que las lleva de un sitio a otro con una fuerza tal que es capaz de levantar por los aires a un adulto y hacer que tenga tiempo para hacer alguna pirueta antes de volver a tocar las olas.
¿Y cuál es el papel del coach? El coach es la persona que va sobre la tabla, el deportista que mueve las líneas para que la cometa se mueva. Pero cuidado, las líneas son las preguntas. El coach no dirige a su cliente, no lo manipula (o no debería), sino que hace que sus preguntas lo muevan hacia el viento para que la cometa tome altura o atrape ese chorro de aire que lo arrastrará sobre las olas con una fuerza tremenda.
El objetivo del coach puede ser diferente en función del momento en el que coja la cometa. Así, si la cometa está en el suelo, su función será la de elevarla poco a poco. Su objetivo será el de aumentar la autoestima de su cliente, porque la razón de la cometa no es otra que volar ¡y puede! Poco a poco irá alzándose sobre la tierra hasta llegar a lo más alto. Esa altura a la que toda cometa puede llegar y donde ésta se siente orgullosa de ser lo que es.
Una vez en lo más alto, la función del coach cambia. El coach comienza a sacar a la cometa de su zona neutral, de su zona de comodidad, moviendo las líneas de un lado a otro, haciendo preguntas. El coach comienza a notar qué preguntas tienen una respuesta mejor, dónde se aprovecha mejor la fuerza del viento. El coach tiene que estar pendiente de esas respuestas. Y una vez encontradas las respuestas con mayor energía intentará mantener a la cometa en esa zona a través de sus preguntas, para así comenzar a desplazarse del lugar en el que se encuentran a otro diferente.
Por último, mientras se desplazan por las olas, el coach deberá intentar que la cometa siga con ese impulso sin salirse de la racha de viento y dejándose llevar por el cliente, pero sin olvidarnos que son las preguntas que él hace las que consiguen que el cliente se mantenga dentro de esa corriente de aire. Y como observamos, el coach acompaña en todo momento a su cliente en el proceso.