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La ética del “coach”
martes, 19 agosto, 2008
Estaba preparando este artículo cuando leí un post de Andrés Ubierna donde la Directora de Recursos Humanos de una empresa le preguntaba si era ético que un coach con el que llevaban trabajando un tiempo les dijera a sus ejecutivos (los clientes del coach) lo que debían hacer, hasta el punto de manipularlos.
En este sentido tanto la International Coach Federation (ICF) como la Asociación Española de Coaching (ASESCO) lo dejan claro en el código ético que sus miembros y socios debemos cumplir.
La ICF, en los puntos 16 y 17 del apartado «Conducta Profesional con los Clientes» estipula que como coach:
- No daré a mis clientes o futuros clientes información o consejo que considere ambiguo o falso.
- No explotaré intencionalmente ningún aspecto de la relación coach-cliente para mi beneficio personal, profesional o económico
Siguiendo la misma línea la ASESCO también estipula en el punto (d) de su apartado “Conducta Profesional con los Clientes” que como coach:
- No daré a mis clientes o a probables clientes, información o consejos que yo sé que pueden ser engañosos o que van más allá de mis competencia.
Por tanto, y ante la falta de información que pudiera permitirme hacer una valoración más adecuada del caso, podría afirmar que a la vista de los sucesos, este coach haya podido “dar consejos más allá de sus competencias”.
Por eso, cada día que pasa creo que es más importante el estar certificado. No sólo para evitar el intrusismo, sino también para poder dar las garantías y confianza al cliente de que, además de conocer la metodología y las diferentes herramientas que pueden utilizarse en un proceso de coaching, también te riges por un código ético.
En este sentido, y para certificarte con la ASESCO, debes estar de acuerdo con el siguiente párrafo:
“Como un coach profesional, yo reconozco y estoy de acuerdo en cumplir mis obligaciones éticas para con mis clientes de coaching y colegas, y con el público en general. Prometo obedecer el Código Ético de la Asociación Española de Coaching, para tratar a la gente con dignidad como seres humanos independientes e iguales, y trabajar con estos estándares a quienes les ofrezco coaching. Si yo violo esta promesa Ética o alguna parte del Código Ético de la Asociación Española e Coaching, estoy de acuerdo en que la Asociación Española de Coaching en su única discreción debe hacerme responsable de los hechos o comportamientos. Yo además estoy de acuerdo en mi responsabilidad para la Asociación Española de Coaching que por alguna violación de mi parte, debe incluir la pérdida de mis credenciales o el hecho de dejar de ser miembro de la Asociación Española de Coaching.”
Y esta conducta profesional puede quedar plasmada en el contrato que firmas con tu cliente antes de comenzar cualquier proceso de coaching.
Origen del término “Coach”
viernes, 8 agosto, 2008
Cada día es más frecuente oír la palabra “coaching” en alguna de nuestras conversaciones diarias. Hoy en día no es raro oír que alguien está en un proceso de “coaching”, o que su empresa le ha puesto un “coach”, pero ¿alguien sabe lo que es un “coach”?
Más de un lector habrá saltado de su asiento y habrá gritado (espero que para sus adentros si está en un lugar público): “¡Un entrenador!”. Cierto, el término “coach” es utilizado en la cultura anglosajona para referirse al entrenador de un equipo. De hecho el término coaching fue utilizado por primera vez en el área deportiva para optimizar el rendimiento de los atletas en las competiciones.
Sin embargo, si alguien ha gritado: “¡Un autocar!”, que no se sonroje. Aunque pueda parecerles mentira a los primeros, esta palabra también se utiliza para referirse a un autocar en los países anglosajones. Es más, son estos últimos los que se encuentran más cerca al origen del término que los primeros. ¿Cómo es eso posible? – se preguntará más de uno ¿Y si saciamos nuestra curiosidad?
Durante los siglos XV y XVI, la ciudad húngara de Kocs se convirtió en parada obligatoria para todos los viajeros que hacían el trayecto entre Viena y Budapest. Fue en esta ciudad donde comenzó a utilizarse un carruaje con un sistema de suspensión que hacía mucho más cómodo el viaje. Empezó así a hablarse del “kocsi szekér” o “carruaje de Kocs”, símbolo de la excelencia en aquella época.
El término kocsi pasó al alemán como kutsche, al italiano como cocchio, al inglés como coach y al español como coche, siendo a mediados del s XVI cuando se escucha por primera vez el término en nuestro país gracias a una declaración de Luis de Ávila (Guerra de Alemania – 1548): “Se puso a dormir en un carro cubierto, al que en Hungría llaman coche”. Años más tarde aparecerá el término coche integrado en el léxico español en una obra de Fonseca (1569), según atestigua el Diccionario de Autoridades (1729, s.v.).
De igual manera, la función de un coach es la de transportar a las personas del lugar en el que se encuentran actualmente a otro donde quieren llegar. Y al igual que en el coche, es el conductor el responsable del rumbo, así como de las decisiones y consecuencias que se tomen durante el mismo. El coche en sí no es más que una ayuda, una herramienta que nos permite llegar antes a nuestro destino.
En este sentido la International Coach Federation (ICF), define al coach profesional como la persona que ofrece una colaboración permanente que ayuda a los clientes a obtener buenos resultados en sus vidas personales y profesionales, así como a mejorar su rendimiento y su calidad de vida.
Para la Federación, el coach está preparado para escuchar, observar y personalizar su enfoque en función de las necesidades del cliente, intentando obtener de este las soluciones y estrategias necesarias, ya que, por naturaleza, el cliente es creativo y cuenta con recursos. Por tanto, el trabajo el coach consiste en prestar su apoyo para mejorar las capacidades, los recursos y la creatividad que ya tiene el cliente.