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Adelgazar
martes, 27 enero, 2009
Adelgazar es uno de los propósitos de año nuevo que muchas personas se hacen al comenzar el mes de enero. Una de las razones de añadir este propósito a la lista suelen ser esos cuatro kilos que según el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ganan durante las dos últimas semanas del año gracias a las opíparas comidas de empresa y las magníficas cenas familiares que suelen tener lugar durante esas fechas.
Durante este periodo de tiempo la ingesta de proteínas, hidratos de carbono y grasas suele ser muy superior a las necesidades diarias de nuestro organismo, por lo que el hígado, a través de la lipogénesis, transformará el exceso de proteínas e hidratos de carbono en ácidos grasos que, sumados al exceso de grasas, permitirá un aumento de nuestro peso corporal. Aún así, una persona se puede preguntar ¿debo adelgazar?
Una prueba objetiva es calcular el «Índice de Masa Corporal» (IMC). Para ello se divide el peso corporal (kg) entre el cuadrado de la altura (m). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el IMC de una persona saludable debe estar entre 18.5 y 24.99. Por tanto, si el IMC de una persona está entre estos valores no sería necesario que comenzase un régimen aunque haya ganado unos kilos durante las fiestas. Si el IMC es superior a 25, entonces tiene sobrepeso y es aconsejable que comience un proceso que le permita volver a ese estado saludable en el que se encontraba hace un tiempo.
Sin embargo ¿qué impide a una persona recuperar su peso ideal? Hay situaciones que pueden impedir que una persona consiga un peso saludable como el estrés, la ansiedad, la pérdida de un ser amado, dejar una adicción, etc. Estas situaciones pueden provocar que una persona utilice la comida como sustitutivo para saciar ciertas situaciones de estrés o ansiedad.
¿Qué proporcionan ciertos alimentos que hace tan difícil sustituirlos por otros? Un artesano chocolatero amigo mío dice que tres de sus bombones tienen el mismo aporte calórico que una manzana (55 Kcal/100 gr.). Si bien es cierto que los nutrientes de ambos productos varía, tomemos sólo su aporte en calorías para el presente ejemplo.
Si te doy a elegir entre una manzana (reineta, golden, o cualquier otra variedad), o tres bombones Godiva ¿qué elegirías? Es posible que la mayoría de las personas encuestadas saltasen a por el chocolate sin dudarlo un minuto.
¿A qué se debe esto? A que nuestro cerebro asocia el chocolate con una sensación de placer, de tranquilidad, de bienestar; mientras que la manzana se puede asociar con algo malo: la pérdida del paraíso de Adán y Eva, el sueño eterno de la Bella Durmiente o algo soso e insípido. Si a esto le sumamos que hay que «dejar» de comer, o «sacrificarse» sobre una máquina para volver a ese peso ideal, es posible que muchas de las personas que han escrito «adelgazar» en su lista de propósitos la tachen en pocos días. De hecho las tres primeras letras de la palabra «dieta«, significan «morir» en inglés.
¿Cómo nos puede ayudar un coach a tener un peso saludable? En primer lugar es importante entender al cliente; analizar qué lo motiva a volver a su peso ideal: estética, salud, amor…; identificar el objetivo real. El análisis de los alimentos y qué le aporta cada uno de ellos también es importante a la hora de buscar sustitutivos que nos permitan mantener esas sensaciones placenteras que no queremos perder. Por último, en procesos de larga duración, es importante mantener centrado al cliente en su objetivo y motivado para que siga con el plan de acción propuesto.
