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La gota que colma el vaso
miércoles, 23 diciembre, 2009
Las razones por las que una persona puede tener una explosión emocional a lo largo del día pueden ser muy variadas, desde un comentario, un roce, una mirada, hasta el dejar un vaso en cualquier lugar que no sea el propio lavaplatos. En ocasiones, las personas a las que manifestamos violentamente nuestras emociones no suelen ser aquellas con las que realmente estamos enfadados, sino gente cercana como nuestros hijos, pareja e incluso subordinados que poco o nada tienen que ver con el asunto real de nuestro malestar.
Una de las alternativas para evitar este tipo de estallidos es desarrollar aquellas características que nos permitan aumentar nuestra paciencia, como puede ser la comprensión, la empatía o la flexibilidad. El desarrollo de estos comportamientos puede permitirnos minimizar la presión interna de rabia y frustración, o mejorar la flexibilidad y resistencia de las paredes que contienen esa furia o dolor. Eso si, en el momento en el que esos muros de contención alcancen su punto máximo de elasticidad, o aparezcan rastros de fatiga en ellos, la detonación que se producirá puede ser similar a la de una supernova.
Otra de las alternativas para evitar esta explosión incontrolada puede ser la técnica utilizada por los artificieros, es decir, una detonación controlada. Estas detonaciones controladas tienen como ventaja que no son tan destructivas como las anteriores ya que tienen lugar bajo estricta supervisión de especialistas que intentarán por todos los medios minimizar las bajas humanas y materiales.
En el ser humano esto se podría asemejar a pequeños fugas que ayudan a disminuir la presión, la rabia o la frustración. Tal vez una de las formas más conocidas de este tipo de fugas de presión sean los vómitos psicológico. Estos vómitos nos ayudan a rebajar la tensión y los solemos tener puntualmente con amigos de confianza sobre temas concretos: como los ñoños, la mujer, el trabajo o incluso otro amigo que tenemos en común. El inconveniente puede venir cuando en un momento de estrés no encontramos a esa persona de apoyo, o ni siquiera tenemos una persona a la que confiar nuestras intimidades. Entonces debemos recurrir a alguna otra alternativa que minimice la presión que se acumula en nuestro interior.
Por último, la alternativa que requiere de un mayor desarrollo personal es: la gestión emocional. Cuando sabemos gestionar nuestras emociones somos capaces de hacer partícipe a la otra persona de nuestros sentimientos en el grado y momento apropiados. Esto evita que aparezcan sentimientos de rabia, o frustración, que posteriormente podemos utilizar contra alguien inocente, al tiempo que aumentamos nuestra paz interior, comunicación y confianza con la otra persona.
Para saber gestionar nuestras emociones es conveniente comenzar por tener en cuenta cuáles son nuestros límites. Para ello puede servirnos de ayuda conocer quienes son las personas que nos pueden sacar de quicio, cuándo nos pueden poner de los nervios, dónde ocurre más a menudo y cómo me siento cuando esto ocurre, para de esta forma crear una serie de alarmas que me avisen de que voy por el mal camino en la gestión de mis emociones.
Por tanto, y aunque se podría decir que hay una manera óptima de proceder en estos casos, cada persona podrá gestionar sus emociones en el mismo grado que tenga desarrollada la gestión de sus propias emociones. Por eso es de vital importancia recordar que el expresar nuestros sentimientos de forma explosiva no siempre tiene como resultado el efecto esperado. En el mejor de los casos el efecto puede ser puntual y cortoplazista, mientras que en el largo plazo nos puede suponer una carga para nuestro desarrollo personal o profesional y, por tanto, en la consecución de nuestros objetivos. Además hay que tener en cuenta que el conocernos más nos permitirá gestionar nuestros sentimientos mejor y de esta forma seremos capaces de vivir más calmados y felices.
En definitiva, la buena noticia es que podemos decir las cosas, para lo cual debemos aprender a gestionar nuestras emociones, bien solos o con la ayuda de alguien. Con el tiempo podremos llegar a ser verdaderos maestros de este arte, lo cual nos permitirá salir fortalecidos en nuestras relaciones y progresar como personas y profesionales.