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Estilos de mando
jueves, 6 noviembre, 2008
El estilo de mando encomiable en un jefe es aquel que tiende a cuidar los objetivos a lograr para la empresa y los medios humanos de los que dispone, de manera que su energía de mando se distribuye entre ambos.
Sin embargo las personas tienden a centrarse más en uno de los dos parámetros, haciendo que los estilos con los que nos encontramos varíen en función del desplazamiento por una de las dos coordenadas.
Salvador Escala, en su libro «Psicología para directivos», menciona el trabajo realizado por Blake y Mouton en 1969 sobre este tema donde definen los siguientes estilos:
- El jefe explotador
El objetivo del jefe está muy alejado del objetivo de sus subordinados, el cual no es tenido en cuenta. Una de las consecuencias de este estilo de mando es que disminuye la calidad del producto y la integración de los hombres.
- El jefe protector
No se imponen topes o metas. Se invita a que los subordinados los impongan ellos mismos. Estas metas se elaboran de común acuerdo. Si todo el mundo tiene como meta el progresar se evitan conflictos. Sin embargo ¿se asegura el éxito de la empresa?
- El jefe pasivo
No existen objetivos propiamente dichos. En todo caso no hacen referencia a la producción ni al personal. El jefe tiende a lograr su seguridad. No busca ni prestigio ni perfección. Sólo, cobrar su salario, y esperar el retiro.
- El jefe compromiso
Sus objetivos son los de mantener el equilibrio entre los intereses de la empresa y los de los individuos, así marca objetivos proporcionados a la capacidad media de los individuos. El plan no es un tope a conseguir a toda costa, sino una orientación. No se avergüenza de no llegar a la meta, si el resultado es estimable. Se anima a la mediocridad en todo, y se trabaja pensando en estar en forma para una larga carrera.
- El jefe motivador e integrado
Lo más importante es comprender y hacer comprender que los objetivos de las personas y los de la empresa no son opuestos, sino que es interesante ponerlos en la misma línea desde un principio. El personal pone toda su energía cuando conoce los objetivos que hay que conseguir y está de acuerdo con ellos. Los objetivos tienen que ser claros y realistas para que supongan un reto.
El coaching ejecutivo no sólo ayuda a los ejecutivos a descubrir sus puntos fuertes, sino que también permite alinear los objetivos organizacionales con aquellos de sus recursos para que todos se beneficien y trabajen más motivados.
Calidad o cantidad
jueves, 16 octubre, 2008
Cantidad o calidad es la pregunta que todo individuo se hace al afrontar cualquier tarea que persigue estos objetivos, excluyentes el uno del otro. Por ser divergentes, se pone a prueba la capacidad integradora del ser humano para armonizar estas tendencias, optando por una conducta que estaría señalada por la diagonal de un campo de dos fuerzas.
La conducta del hombre promedio tiende a refugiarse y conformarse en estilos dinámicos más simples y cómodos, lo cual choca con el esfuerzo que hay que hacer para integrar de forma armónica el gasto de energía con el fin de conseguir la mayor producción con la mejor calidad.
Según Salvador Escala, en su libro «Psicología para directivos«, al someter a un grupo humano a un trabajo dinámico con dos objetivos (cantidad y calidad), aparecen subgrupos de conducta característica en sus estilos habituales que se puede sintetizar de la siguiente manera:
- Subgrupo excepcionalmente dotado para alta integración de objetivos (Calidad alta; Cantidad alta)
- Subgrupo preocupado por la perfección del trabajo (Calidad alta; Cantidad baja)
- Subgrupo intermedio de integraciones conseguidas sacrificando y armonizando ambas tendencias.
- Subgrupo preocupado por e tiempo empleado (Calidad baja; Cantidad alta)
- Subgrupo incapacitado para obtener una producción aceptable (Calidad baja; Cantidad baja)
La experimentación que se posee muestra que el hombre no concordante con los objetivos esperados, tiende más a perseverar en su proceder habitual que modificarse, exceptuando los casos en los cuales aparece un poderoso estímulo coactivo (incentivo, sanciones, miedo, coste, etc.).
Dicho esto, el coaching puede utilizar herramientas como el «moldeamiento» que ayudan a modificar el estilo habitual de trabajo a través de un entrenamiento sostenido en el tiempo, creando nuevas conductas que no existían hasta el momento en esos individuos o grupos.