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La crisis de los 40
domingo, 28 septiembre, 2008
En el artículo «El coach de mi vida» hemos visto que las crisis pueden aparecer a cualquier edad. Sin embargo, es curioso cómo al acercarse a los 40 uno empieza a oír más a menudo lo de «la crisis de los 40«. Parece como si a esta edad se diera un cambio brusco en el curso de la vida del ser humano, llegando a oirse cosas como «se ha comprado un deportivo» o «está saliendo con un veinteañero«. Pero ¿qué tiene de diferente esta década con respecto a las anteriores? ¿Y si las repasamos brevemente?
A los 20 años parece que la gente comienza a mirarte con otros ojos. El adolescente que llevabas dentro se ha desvanecido, dando paso a ese adulto que siempre quisiste ser. Esta transformación parece haber tocado también tus cuerdas vocales, porque ahora la gente te escucha cuando comentas algo. Los universitarios más veteranos, quienes hasta hace poco te trataban como un «novato» más, ahora te tratan como a uno de los suyos. Has desarrollado un sentido de la orientación fuera de lo normal para moverte entre las aulas a través de los laberínticos pasillos de la facultad, al tiempo que te mueves con desparpajo entre las fiestas de las diferentes facultades e incluso universidades de tu ciudad. El único vínculo que te une al colegio son esas miradas y esos susurros de las personas que se encuentran a punto de finalizar y que dicen «¡está en la universidad!«.
Durante la primera mitad de la década existe un crecimiento cultural progresivo que nos permitirá encontrar y desarrollar nuestra profesión durante la segunda mitad de forma más cómoda. Durante estos 10 años el ser humano está en constante crecimiento, por lo que parece complicado entrar en crisis, lo cual no quita para que se pueda entrar en ella cuando comenzamos a trabajar en una empresa, nos mudamos a una ciudad nueva a trabajar, etc.
A los 30 años parece que, después de varios años trabajando, uno ya tiene cierta soltura en el mundo profesional en el que se mueve. Es posible que haya cambiado de trabajo una vez, por lo que sabe cómo funcionan las diferentes empresas y el mundo laboral. Los clientes te empiezan a respetar por lo que vales, y escuchan tus propuestas, mientras que con tus amigos intercambias contactos para ampliar tu red profesional.
En esta década comienzas a plantearte tus objetivos profesionales y personales. Desde vivir con tu pareja, casarte y tener hijos, hasta el puesto y la empresa en la que quieres trabajar. Esta década sigue siendo una década de crecimiento personal muy importante en nuestras vidas que puede culminar con el nacimiento de nuestro primer hijo, el llegar al puesto deseado dentro de tu empresa o cualquier cosa que te hayas propuesto. Obviamente durante esta etapa también el ser humano puede tener sus crisis personales que pueden venir dadas por la ruptura de una relación de varios años, el despido de la empresa, la dificultad para concebir un hijo, etc.
Y llegamos a los 40, una década donde las mujeres están radiantes y algunos hombres parecen haber comprendido a sus compañeras un poco más. Una época en la que, si bien te sigues desarrollando como persona y como profesional, lo haces de forma más pausada. Tus hijos comienzan a requerir un poco más de tu tiempo y la solución a los nuevos problemas que se te plantean con ellos también requieren de un mayor análisis. En el trabajo ya estamos bien posicionados, y los escalones que nos quedan hasta llegar a la cima los tenemos controlados y claros.
Esta época debería ser aquella en la que uno comienza a mimarse, en la que comienza a disfrutar de la vida y de las personas que le rodean. Sin embargo, por alguna razón, algunos seres humanos entran en esa fatídica crisis, la cual puede venir precedida de un evento traumático, como un divorcio, la muerte de un familiar cercano, el despido de la empresa, etc.
¿Quién sufre la crisis? A menudo aquellas personas quienes no han encontrado un sentido a su vida, personas que aparentemente lo tienen casi todo, pero que no se han mirado a si mismos.
¿Cómo podemos salir de esa crisis? Preguntándonos ¿Y si mi vida acabase ahora? Esta pregunta tiene la suficiente fuerza como para hacernos pensar en aquellas cosas que realmente son importantes para nosotros, permitiéndonos centrar nuestros objetivos y dar un sentido a nuestra vida.
Y para comenzar todo este proceso me quedo con la última frase de «El coach de mi vida«: «Es hora de ponerse las pilas, todos tenemos nuestro lugar en el mundo, conformarse no es bueno. Cámbialo!!«