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Cenicienta tiene coach
viernes, 30 enero, 2009
Decir que Cenicienta tiene coach puede parecer una afirmación un tanto estrambótica, pero no está carente de sentido.
La historia de esta joven tiene dos puntos de inflexión importantes. El primero ocurre durante su niñez, en el momento en el que su padre se casa con una viuda a los pocos meses de morir su madre. A partir de este momento la vida de la pequeña cambia por completo. De disfrutar de los lujos que le podía proporciona el ser hija de un rico comerciante, a sufrir las humillaciones de las nuevas inquilinas y realizar los trabajos más sucios de la casa. Tal es el punto al que llegan estas humillaciones que la joven pierde el privilegio de dormir sobre su cama para hacerlo sobre las cenizas al lado de los fogones, y de aquí que la llamaran Cenicienta los hermanos Grimm.
El segundo punto de inflexión ocurre durante su adolescencia, en el momento en el que el rey invita a todas las jóvenes solteras del reino a una fiesta para que su hijo pueda escoger esposa. Es en este momento cuando Cenicienta identifica claramente su objetivo y se motiva para realizar los cambios que la permitirán conseguir su objetivo: ir al baile y conocer al príncipe.
Lo que hasta el momento eran dificultades ahora se convierten en retos. De esta forma es capaz de seleccionar las lentejas de entre las cenizas tal y como le pidió su madrastra en un intento por evitar que fuera al baile. Desafortunadamente es obligada a quedarse en casa. Según los hermanos Grimm esto la lleva a llorar sobre la tumba de su madre donde aparece de nuevo el pájaro blanco, aunque el argumento de Perrault hace que la joven acuda donde su tía.
Se podría decir por tanto que el pájaro blanco y la tía son el coach de Cenicienta. En ambos casos sacan a relucir lo mejor de la joven, elevan su autoestima con trajes, zapatos y carruajes y hacen que sus habilidades sociales, adormiladas hasta el momento, vuelvan a aparecer para poder hablar y bailar con el príncipe durante la fiesta.
Cenicienta tenía todo lo necesario dentro de ella, su coach sólo hizo que floreciera en el momento en el que ella estuvo motivada para el cambio. Y tal fue el cambio que se produjo que sus hermanas no fueron capaces de reconocerla. Incluso su propio padre duda de que sea su hija cuando es preguntado por el príncipe.
Así que se puede decir que de una u otra forma, la imagen del coach, de esa persona que te acompaña en tu camino y que es capaz de sacar lo mejor de la persona siempre ha estado presente en la literatura, incluso en los cuentos de hadas. Y ahora ¿qué te impide ser una Cenicienta más?
Estrategias de genios
miércoles, 24 septiembre, 2008
En su libro «Strategies of genius«, Robert Dilts analiza los procesos cognitivos de cuatro individuos excepcionales: Aristóteles, el Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle, Walt Disney y Wolfgang Amadeus Mozart. El propósito es ayudar a enriquecer nuestra percepción de la realidad de tal forma que podamos encontrar más opciones para actuar eficazmente y ecologicamente en nuestras vidas.
Así, aunque existen diferencias entre estos individuos, algunos patrones comunes emergen de la información recabada por el autor. Los diez elementos principales que parecen ser comunes a todos los genios del estudio son:
- Tienen una desarrollada habilidad para visualizar: Mozart visualizaba sus composiciones en su mente como si de un cuadro o estatua se tratara. Disney afirmaba que era esencial que una persona fuera capaz de ver en su mente cómo encajaban las diferentes piezas de una historia. Holmes enfatizaba la observación visual y la imaginación.
- Han desarrollado numerosos enlaces entre sus sentidos: Mozart puede ser el mejor ejemplo, ya que sentía, veía y hasta saboreaba la música; si bien Disney demostró en trabajos como Fantasia su habilidad para solapar sus sentidos.
- Utilizan múltiples perspectivas: Aristóteles buscaba diferentes tipos de causas en sus análisis y comprobaba sus premisas y silogismos a través de varias conversaciones verbales. Disney usaba sistemáticamente diferentes perspectivas, tales como tomar una «segunda opinión» a sus historias y planes.
- Han desarrollado una alta habilidad para cambiar entre posiciones perceptivas: Holmes se ponía en la posición de su presa mientras la investigaba. Miguel ángel podía ponerse en la posición de un trozo de piedra «Yo no hago la estatua. La estatua está dentro del marmol esperando a que la libere. Yo cincelo hasta que la libero». Mozart afirmaba que sus sinfonías más o menos se escribían solas llegados a un punto.
- Habilidad para moverse atrás y adelante entre diferentes trozos y niveles de pensamiento: Aristóteles y Holmes comenzaban con «masas confusas» de información que inicialmente troceaban en detalles y elementos más específicos. Luego tomaban los detalles y reconstruían la «gran imagen».
- Mantienen un bucle de retroalimentación entre lo abstracto y lo concreto: eran capaces de moverse entre los modelos abstractos y los principios y expresiones específicas de esas abstracciones. Esto formaba un círculo que les permitía refinar sus ideas y teorias del mundo concreto.
- Balance de funciones cognitivas: Soñador, realista y crítico: Aristóteles expresaba sus ideas por escrito. La mayor fortaleza de Disney era su habilidad para transformar sus sueños en expresiones tangibles. Mozart escribió sus sueños musicales en forma de notas.
- Realizan preguntas básicas: Aristóteles definió cuatro preguntas básicas que continuamente preguntaba y un proceso para comprobar sus asuncines y premisas. La música de Mozart era el resultado de una duda constante sobre si «dos notas se aman entre si».
- Utilizan metáforas y analogías: Holmes afirmaba que sus métodos estaban basados en «la mezcla de imaginación y realidad». Aristóteles constantemente ilustraba sus ideas con ejemplos y analogías.
- Tienen una misión más allá de su indetidad individual: una característica común de los genios es que perciben que su trabajo viene de algo y sirve a algo más grande que ellos mismos. Aristóteles buscó los principios fundamentales en toda la naturaleza. Mozart afirmaba que su musica «encendía su alma» y daba las gracias a su creador por el regalo divino.